ANÁLISIS

Veinte años con 'Juanqui'

Navarro recibe una plaza conmemorativa de manos de Iniesta ante Bartomeu.

Navarro recibe una plaza conmemorativa de manos de Iniesta ante Bartomeu. / periodico

José Carlos Sorribes

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Mirar atrás, y no quedarse en un presente menos luminoso, siempre parece justo para echar cuentas de una carrera. El jueves se cumplieron 20 años del debut de Juan Carlos Navarro con el primer equipo de básquet del Barça. Era un adolescente descarado, apenas 17 años, que ya dejó en aquel estreno lejano la huella de lo que vendría después: una deslumbrante hoja de servicios. Porque Juan Carlos Navarro, 'Juanqui', es el mejor jugador español de la historia de 1,91 metros y poco más de 80 kilos. Solo con un talento descomunal y un carácter ganador, propio de la legendaria escuela yugoslava, un tipo que es un auténtico fideo puede sobrevivir dos décadas en la élite de un baloncesto moderno que ha hecho del músculo y la fuerza bruta sus señas de identidad.

'Juanqui' ha sido, es, tan grande que no le ha hecho falta ni venderse fuera de la pista. Él juega, anota, y punto. Y eso que rompió moldes como el líder de aquellos júniors de oro, campeones del mundo en 1999, que hicieron añicos complejos seculares del baloncesto español. No tenía miedo a perder, ni a fallar, porque solo pensaba en ganar, en meter siempre el triple imposible. Para él, un simple juego de niños, en el que el pícaro acostumbra a salirse con la suya, como ya hacía en el patio de su casa en Sant Feliu jugando con sus dos hermanos mayores. 

Derecho a decidir

Hoy, si 'Juanqui' mira atrás solo puede estar satisfecho, pese a las penurias del Barça estos últimos años. Y si lo hace hacia adelante se siente dueño de su futuro. Leyendas azulgranas como él, como hizo antes Xavi Hernández o como hoy Andrés Iniesta en el equipo de fútbol, se han ganado ese derecho a decidir. El día, sin duda cercano, en que 'Juanqui' no crea que todavía puede anotar ese triple imposible saldrá de la cancha. Será cuando ya no vea el aro tan grande como una piscina, como siempre decía de él Ferran Márquez, el primer entrenador que tuvo en el Barça. O cuando ya no le queden fuerzas para lanzar más 'bombas'.