IDEAS

Mi tia Ágata

Agatha Christie trae a Barcelona un baúl con dos de sus obras infalibles alojadas en dos teatros y otra horneada en cine

Josep Maria Pou

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Tengo la impresión de que Agatha Christie existe desde mucho antes de que el tiempo fuera tiempo y que seguirá existiendo después de que pasen todas las eras humanas. Que siempre ha estado ahí, presta a acudir al recuerdo de sus lectores más antiguos o a darse a conocer a los recién llegados. Tanto es así, que yo la tengo por una tía de la familia que me viene a visitar de vez en cuando. Una tía entrada en años (que no en carnes; la veo más bien enjuta), y cercana, muy cercana (en el estante más a mano de la biblioteca). Una tía un tanto excéntrica a la que no puedo separar del té con pastas y los sándwiches de pepino, que habla por los codos, que me cuenta lo que no está escrito y que hasta me regaña si, por un momento, aparco mi atención o me pierdo en el hilo de la historia. Si alguien dijo alguna vez que hay que contar historias para ayudar a los niños a dormir, mi tia Ágata recoge el guante y, generosa, se emplea en contar historias que ayuden a los hombres a vivir. De ahí mi cariño y mi eterno agradecimiento.

Agatha Christie trae a Barcelona un baúl con dos de sus obras infalibles alojadas en dos teatros y otra horneada en cine 

Es el caso que tía Ágata viene de nuevo a pasar unos días con nosotros. Por el volumen de su equipaje es fácil adivinar que piensa quedarse un tiempo en Barcelona. En un baúl trae, recién horneado, uno de sus mejores productos, 'Asesinato en el Orient Exprés', elaborado ahora con nueva receta, más acorde con el cine que se lleva'Asesinato en el Orient Exprés'más acorde con el cine que se lleva. Y en dos maletas que mandó de avanzadilla, otras dos de sus obras infalibles, 'La visita inesperada' y 'Y no quedará ninguno'(conocida como 'Diez negritos' en visitas anteriores), las dos alojadas en dos distintos teatros, no lejos uno del otro, en el casco antiguo de la ciudad.

Estoy seguro de que tía Ágata se encontrará en Barcelona como en casa. Y hasta puede que, con su olfato, nos ayude a todos a descubrir, por fin, al verdadero culpable.