Al contrataque

¿Quién fue el buen chivato?

Es urgente conocer quién profirió las amenazas concretas de un posible derramamiento de sangre a través de actuaciones abusivas españolas si seguía adelante la DUI

ANTONIO FRANCO

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Urge que nos digan de forma concreta quién profirió las amenazas concretas de un POSIBLE derramamiento masivo de sangre en las calles catalanas a través de actuaciones abusivas españolas si seguía adelante la DUI. Quien se enteró y las difundió, el buen chivato, tiene la obligación de decírnoslo sin la menor ambigüedad. Quien hizo esa amenaza que Marta Rovira (a la que solo por respeto a Dolores Ibárruri no la considero la Pasionaria catalana) estimó suficiente para frenar el nacimiento de la República catalana. Y para que Puigdemont viajase al extranjero sin arriar la bandera española del Palau de la Generalitat, dando él y su Govern por finalizadas sus obligaciones (al menos la mayor, la de dar la cara ante los ciudadanos, si consideramos menor la de responder de sus propios actos –no de sus opiniones independentistas, respetadas desde que esto es una democracia– ante la justicia). Y para que posteriormente  haya aceptado participar en unas elecciones que seguro que considera esclavizantes.

Otra urgencia es aclarar el fracaso barcelonés con la Agencia Europea del Medicamento. Se puede opinar lo que se quiera, pero casi todos sabemos lo que le ha ido peor a la candidatura: la tensión por la secesión. Toni Comín (¡cómo se añora la templanza comprometida de su padre!) puede declarar lo contrario y poner en primera línea el rechazo de la UE a los excesos policiales españoles del 1-O. Pero las carreteras y trenes cortados tranquilamente por un sindicato minoritario y con solo varios miles de activistas impidiendo los desplazamientos de la mayoría de la población catalana que libre y democráticamente deseaba trabajar ese día pudieron pesar más. Así es la vida. A Europa no le gustó la imagen insegura para el transporte en Catalunya.

Imágenes del 1-O repetidas

Sobre la desproporcionada actuación policial del 1-O se puede decir algo más. Los electores de la sede de la Agencia eran estados que, en su mayoría, en esta etapa contemporánea llevan en la mochila antecedentes de filosofías represivas similares. Holanda e Italia, los finalistas, cuando reprimen protestas en las calles utilizan sujetos que se parecen mucho a los de Rajoy y Zoido, aunque quizá allí ninguna tele pública repita tantos centenares de veces y durante tanto tiempo como aquí 20 o 25 secuencias bien seleccionadas de los agentes de las porras, puntapiés, chulerías y tirones de pelos. También se puede negar, pero es inútil, que a la Agencia no le convenía la posibilidad de quedar ubicada en otro país que –como el Reino Unido– podía quedar, aunque fuese temporalmente, fuera de la UE. Porque los electores europeos no olvidan que los que desobedecían la Constitución y el Estatut tienen muchas probabilidades de seguir gobernando Catalunya si pagan el precio de no pasar de las opiniones libres a repetir hechos que ya materializaron.