LA CLAVE

Bienvenidos al realismo, pero...

Quizá el arrepentimiento baste para redimir a los independentistas ante su parroquia, pero no resarcirá a los catalanes del mal infligido

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ENRIC HERNÀNDEZ

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"Hay que reflexionar sobre lo que ha pasado, si hay un buen control de los tiempos y si la mayoría social era suficiente." "¿Saben por qué no somos independientes? Pues porque aún no ha habido una mayoría de catalanes que así lo quiera." "El independentismo ha preferido escuchar la parte del relato más épica, más emocionante y más bonita. Ahora toca fijarse en los límites y ser conscientes de que la independencia requiere un trayecto más largo." 

Plas, plas, plas. Discreta ovación del auditorio al 'expresident' Artur Mas (PDECat) y a los republicanos Joan Tardà y Toni Comín (ERC),  que con estos tres epílogos han puesto fin a una representación que se ha prolongado más de lo necesario. Concretamente, desde que en las elecciones 'plebiscitarias' del 2015 la hoja de ruta independentista cosechó solo el 47% de los votos sin que Mas ni Junts pel Sí reconociesen que, por pura lógica, menos de la mitad de la población jamás puede conformar una mayoría social.

Bienvenida sea la jerarquía independentista a los aposentos del realismo, donde les esperamos con los brazos abiertos quienes hasta ayer soportamos sus invectivas por decir exactamente lo mismo que ellos afirman hoy.  Quizá en la parroquia soberanista el arrepentimento y el propósito de enmienda basten para redimir los pecados, pero no servirán para resarcir a los catalanes que han padecido las consecuencias de sus patrióticos desmanes.

Dos años sin un Govern que gobernase para todos pasan necesariamente factura. Una legislatura dedicada a excitar las bajas pasiones de unos y a menospreciar a los otros no pasa en balde. Millones de euros dilapidados en propaganda política, en vez de estimular el empleo y combatir la desigualdad, suponen un fraude económico y un grave retroceso social.

LAS HERIDAS ABIERTAS

¿Quién rendirá cuentas por la huida de Catalunya de 2.400 empresas, un millar de las cuales ya ha mudado su sede fiscal? ¿Cómo defender que la Barcelona insurrecta debe acoger el Mobile World Congress y la Agencia Europea del Medicamento? ¿Quién restañará las profundas heridas que el 'procés' ha infligido a la convivencia? Es hora de hacer autocrítica, pero de verdad.