Análisis

Iceta, riesgos y oportunidades

Hoy hay más razones que nunca para que votantes nacionalistas se arrepientan de la locura del 'procés' y busquen refugio en el PSC

Rueda de prensa del PSC y Units per Avançar, con la presencia de Miquel Iceta y Ramon Espadaler, entre otros.

Rueda de prensa del PSC y Units per Avançar, con la presencia de Miquel Iceta y Ramon Espadaler, entre otros. / periodico

JOAQUIM COLL

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El pacto por el que el exdirigente de UDC Ramon Espadaler, antiguo conseller de Interior, ocupará el número tres en la lista de Miquel Iceta es muy relevante. En el 2015 ya hubo conversaciones exploratorias entre socialistas y democristianos para hacer frente juntos a la ola independentista. Se descartó porque había riesgo de perder electores por ambos lados. Incompatibilidad ideológica, se argumentó entonces. Unió no logró representación el 27-S y desapareció por las  deudas con los bancos. Ahora se reinventa ese acuerdo porque el nacionalismo moderado podía quedar sin papeleta el 21-D. La debilidad de plataformas como Units per Avançar, heredera de Unió, no permitía intentarlo. Sin embargo, hoy hay más razones que nunca para que votantes nacionalistas se arrepientan de la locura del procés y busquen refugio. Iceta, que tiene vocación de representar el catalanismo pragmático, se brinda a ello con una apuesta que es buena para Catalunya, aunque igual no lo sea tanto para el PSC. Los democristianos se aseguran un acta de diputado por cada provincia.

La opción de Borrell

Ante el 21-D los socialistas podían haber optado por ser el partido de la izquierda antiindependentista. Pero solo Josep Borrell encarnaba esta opción con fuerza suficiente para dar un golpetazo en el tablero electoral y aglutinar un gran frente constitucionalista que hubiera arruinado la candidatura de Inés Arrimadas como receptora del voto útil unionista. El carismático expresidente del Parlamento Europeo habría mordido mucho voto de C’s, pero también hacia la izquierda porque nadie discute sus credenciales ideológicas. Con Iceta es otra cosa: más moderado, amable, tibio y proclive a pactar con los nacionalistas. Es la estrategia de crecer hacia el único espacio posible una vez que se renuncia a la primera opción. Se trata de reciclar voto arrepentido hacia el catalanismo posibilista. Pero está por ver cuántos votos realmente son y si el acuerdo con los ex-UDC no creará rechazo entre votantes socialistas. No debería ocurrir si Iceta juega con inteligencia, y así el 21-D el conjunto del bloque constitucionalista saldrá reforzado.