La capital de Catalunya

Defendamos juntos Barcelona

No preservar el acuerdo de gobierno es abonar la política de la división cuando la gente pide diálogo

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JAUME COLLBONI

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En las elecciones municipales del 2015, la ciudadanía de Barcelona nos dio dos mandatos claros: cambio y acuerdo. Cambio después de los cuatro años de Xavier Trias en los que la ciudad se había vuelto más desigual, menos justa y con menos oportunidades para los barceloneses y las barcelonesas. Acuerdo, porque la fragmentación política nos obligaba a escucharnos unos a otros y a acercar posiciones en beneficio de Barcelona. Con este doble mandato comenzaba a andar el Ayuntamiento de Ada Colau. Un año más tarde firmábamos el Acord de Govern d’Esquerres per Barcelona con tres objetivos de mandato: impulsar políticas para frenar la emergencia social, apoyar una actividad económica más diversa para generar empleo de calidad y luchar contra las desigualdades, y afrontar los retos más importantes para las ciudades en el siglo XXI: vivienda y sostenibilidad.

Socialistas y comuns venimos de tradiciones políticas diferentes y tenemos diferencias programáticas. No obstante, supimos acercar posiciones y acordar en base a un proyecto que ponía a la ciudad por delante de todo. Un acuerdo de Barcelona y para Barcelona.

La retórica del enfrentamiento

Ahora el gobierno de izquierdas es acosado por el embate de la retórica del enfrentamiento de ERC y PDECat. El pacto entre comuns y socialistas en Barcelona siempre ha molestado a quienes lo han percibido como una amenaza a la hegemonía nacionalista, la última plaza a conquistar o como un espacio de pluralismo que no encaja con los que querrían explicar la sociedad en la lógica de blancos o negros.

Ante los que quieren hacer entrar a Barcelona en la política de bloques, los socialistas lo tenemos claro.

Defendemos el acuerdo porque el gobierno funciona. Hoy más de la mitad de los compromisos se han realizado, y así lo avalan los ciudadanos con la mejor nota de la gestión municipal. Pese a que la atención mediática sigue fijada en el procés, nosotros seguimos atendiendo cada día la emergencia habitacional, la pobreza energética, apoyando la creación cultural o trabajando proyectos como el tranvía o la Agencia Europea del Medicamento. Todos estos proyectos no encabezan noticias, pero tras ellos están los rostros de muchos ciudadanos y ciudadanas de Barcelona; especialmente de los trabajadores y trabajadoras. Esto es lo que está en juego.

El pacto municipal es el espacio de izquierdas más relevante del país y un puente de transversalidad

Defendemos el acuerdo por coherencia. Creemos que no podemos renunciar a construir proyectos políticos que prioricen la cuestión social. El gobierno de Barcelona es el espacio de izquierdas más relevante que hay en el país y uno de los últimos puentes transversales de diálogo. Los socialistas queremos poner en el centro de nuestro proyecto a Barcelona y hacer posibles alianzas más allá de las fuerzas soberanistas. ¿Es que tal vez las diferencias entre Barcelona en Comú y el PSC son mayores que las que hay entre la CUP y el PDECat?

Defendemos el acuerdo porque la ciudad merece estabilidad. Ambas formaciones hemos dicho que ni la DUI ni el 155 son ninguna solución. Yo mismo lo manifesté en una entrevista en este diario hace dos semanas, reclamando una salida dialogada y la convocatoria de elecciones. Tanto deseábamos los socialistas evitar esta situación, que hasta el último momento Miquel Iceta estuvo negociando una solución acordada para preservar el autogobierno, evitar la DUI y la aplicación del artículo 155 mediante la convocatoria de elecciones por el president de la Generalitat.

No estamos dispuestos a que Barcelona pague los platos rotos de aquellos que nos han llevado hasta aquí. Barcelona merece un gobierno que ponga a la ciudad en el centro de las prioridades.

Con la mano tendida a acuerdos

No defender el acuerdo de gobierno en Barcelona es abandonar la apuesta por un espacio transversal de izquierdas que, pese a las diferencias sobre la cuestión nacional, pueda entenderse cuando se trata de resolver problemas de los ciudadanos en Barcelona y en Catalunya. No defender el acuerdo de gobierno es abonarse a la política de la división cuando los ciudadanos nos reclaman diálogo. Por este motivo he emplazado a la alcaldesa a ser claros al respecto y decir si defienden el gobierno de izquierdas de Barcelona.

Los socialistas lo tenemos claro. Siempre hemos defendido que Barcelona debía gobernarse desde la izquierda con la mano tendida para llegar a acuerdos. Una ciudad más justa, plural, abierta, cosmopolita, sostenible es posible. Así está sucediendo en toda Europa desde París, Madrid o Londres. Las ciudades se han convertido en los baluartes del pluralismo ante un mundo que se repliega en sí mismo. Las ciudades se han convertido en un espacio de acuerdo que favorece los gobiernos de izquierda.

Por eso tendemos de nuevo la mano, para que defendamos juntos Barcelona.