El órdago soberanista

La ultraderecha encuentra su espacio

Los grupos ultras se han movilizado a raíz del conflicto catalán dejando de lado el tema inmigratorio

Los manifestantes de la extrema derecha han quemado senyeres durante su manifestación.

Los manifestantes de la extrema derecha han quemado senyeres durante su manifestación. / periodico

XAVIER RIUS

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La ausencia de un partido ultra contrario a la inmigración con representación parlamentaria es un hecho que diferencia el mapa político español y catalán del resto de países europeos. Ello se debe a las eternas luchas cainitas que viven dichos grupos, la falta de líderes y su incapacidad para alejarse del franquismo. El único grupo que pudo dar el salto fue Plataforma per Catalunya en el 2010, que estuvo a punto de entrar en el Parlament. Meses después PxC obtuvo 67 concejales.

Pero fuera porque el proceso soberanista apartó el tema de la inmigración de la agenda, sea por las luchas internas que provocaron la expulsión de su líder, Josep Anglada, en las municipales del 2015 solo obtuvo ocho concejales, al margen de Anglada que, por libre, mantuvo su silla en el ayuntamiento de Vic. Y en las elecciones europeas del 2014 en las que la ultraderecha creció en la mayoría de países, en España se presentaron por separado cinco candidaturas que consiguieron menos de 80.000 votos. 

Uno de los intentos de reconstrucción de la ultraderecha fue La España en Marcha que agrupaba a partidos como La Falange, Alianza Nacional y Democracia Nacional, cuya acción más conocida fue su ataque o irrupción en el centro Blanquerna, sede de la Generalitat en Madrid, el 11 de septiembre de 2013. Pero meses después esta coordinadora se rompió. Los autores de dicha acción fueron condenados a cuatro años de cárcel por el Tribunal Supremo, pero han obtenido ya tres aplazamientos a su ingreso en prisión, y todo parece que, o bien el Constitucional anulará dicha sentencia o, tal vez, el Consejo de Ministros les ofrecerá el indulto. El indulto o suspensión de la sentencia se daba por seguro, al ser la torna perfecta, en el caso que hubiera cuajado el acuerdo que estuvo a punto de aceptar Carles Puigdemont para no hacer la DUI, que hubiera implicado una disminución de la presión al independentismo. 

Importante presencia en las calles

Hasta hace unos meses la presencia en Catalunya de la ultraderecha era prácticamente irrelevante, más allá de su participación explícita en los actos del 12 de octubre en Montjuïc y diluida en el de la plaza de Catalunya. Pero desde finales de septiembre ha tenido una importante presencia en las calles, oponiéndose al referéndum y de la declaración de independencia. Sociedad Civil Catalana incluye hoy a gente de diversas ideologías, pero fue impulsada en sus inicios por miembros del grupo ultra Somatemps. Ahora se limita a pedir que se evite lucir en sus convocatorias banderas con el escudo preconstitucional.

La tendencia europea no ha calado aquí por
la falta de líderes y las eternas luchas cainitas entre los grupos de ultraderecha

«Els carrers seran sempre nostres» se gritó el 20 de septiembre junto a la sede de la CUP y la Conselleria d’Economia, pero la ultraderecha dejando de lado el tema de la inmigración también quiso marcar su espacio en la calles. La primera manifestación importante que hizo fue la concentración que convocó Democracia Nacional con otros grupos bajo el lema Por España me atrevo el 22 de septiembre ante la sede de la Assemblea Nacional Catalana, en la que participó medio millar de personas, incluidos militantes de PxC y Somatemps, que acabó delante del cuartel de la Guardia Civil de Travesera de Gràcia. En dicha manifestación se vivieron momentos de tensión con vecinos que tenían esteladas en sus balcones.

Altercados en la plaza de Catalunya

En las posteriores manifestaciones contrarias al proceso soberanista del 9, 12 y 29 de octubre, consignas exclusivas hasta entonces de las manifestaciones ultras de Montjuïc, como España es una, no cincuenta y una o Puigdemont a prisión, fueron coreadas por miles de personas. En el acto constitucionalista de la plaza de Catalunya del día 12,  al que acudieron grupos ultras venidos de diversos lugares, se produjeron altercados, como la batalla campal de la cafetería Zúrich, y los Mossos d’Esquadra se incautaron de bengalas, barras y puños americanos que llevaban los neonazis del Hogar Social Madrid.

En la última manifestación multitudinaria del domingo 29 de octubre, se produjeron diversas agresiones a mossos, inmigrantes y transeúntes. Y si bien no se puede responsabilizar a los convocantes de una manifestación en la que participan decenas o cientos de miles de personas de los actos violentos de unos pocos, esta violencia también se ha producido en actos más minoritarios, convocados especificamente por la ultraderecha, como la manifestación ante Catalunya Ràdio del pasado día 27, en la que se rompieron sus cristales. Y ante tales comportamientos esos convocantes no pueden eludir su responsabilidad.