Veinte años de la edición en catalán de EL PERIÓDICO

Lengua y sensibilidad

La edición bilingüe acerca dos realidades que parecen hoy muy alejadas: Catalunya y España

Una niña escribe en la pizarra, en una clase del colegio público Jaime Balmes, en València, el pasado julio.

Una niña escribe en la pizarra, en una clase del colegio público Jaime Balmes, en València, el pasado julio. / periodico

NAJAT EL HACHMI

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Mucho antes de que este diario empezara a publicarse también en catalán, muchos alumnos habíamos podido leer el suplemento que editaba para estudiantes, divulgativo y en la lengua de Pla. Es el primer contacto con prensa escrita que recuerdo. No me imagino viviendo en la diglosia en que ha imperado durante décadas en este país, teniendo una lengua familiar o de uso habitual y otra para acceder a la información. Para quienes hemos nacido en la normalización lingüística sería raro no tener medios de todas las tendencias políticas al alcance.

Vivimos días en que abundan las tentaciones de repolitizar la lengua desde posiciones antagónicas. Se olvida a menudo que un idioma es, por encima de todo, propiedad de sus hablantes y que a estos no se les puede presuponer ni una ideología ni un sentimiento de pertenencia concreto.

Prejuicio lingüístico

La forma en que nos relacionamos con la lengua es íntima y personal. Las generalizaciones en este terreno suelen ser falaces por el simple hecho de no incluir la diversidad de las experiencias. Un prejuicio lingüístico habitual aquí es atribuir a alguien que prefiere usar el catalán ciertas afinidades políticas. Me imagino que bajo el pujolismo esta idea fue propagada con eficacia: si hablas catalán eres catalanista, puede que nacionalista y ahora, por lo que parece, independentista.

Por otro lado están los que han nacido y vivido políticamente situándose contra la lengua catalana, obsesionados con la inmersión lingüística, defensores de un bilingüismo aséptico que comunicativamente, en los discursos que alternan los dos idiomas, resulta por lo menos extraño.  En ambos lados cuesta entender que la lengua, lo repito, es de sus hablantes.

Muchos hijos de la inmigración de los 60 tuvieron que hacer grandes esfuerzos para aprender la lengua sin tener a mano instrumentos educativos que sí pudimos aprovechar quienes vinimos después.

Cohesión social

La edición bilingüe de EL PERIÓDICO permite dirigir los mismos contenidos a unos lectores que tienen sensibilidades parecidas pero prefieren leer en lenguas distintas. Esto contribuye a normalizar la lengua catalana, ya que diversifica las opciones disponibles, y cohesiona socialmente porque ayuda a no hacer de la lengua un elemento de división. 

Es un modelo que tiene una virtud añadida que hay que poner en valor hoy más que nunca: es un diario que en castellano llega fuera de Catalunya aunque se haga desde aquí con la sensibilidad y el conocimiento de la realidad catalana que da la proximidad. En este sentido contribuye a acercar estas dos realidades que parecen más alejadas que nunca, Catalunya y España, pero sin que esto perjudique al lector catalán que sigue disponiendo de la versión íntegra en su idioma.