Bilbao, un fútbol de kilómetro cero

Ernesto Valverde, en el nuevo San Mamés como entrenador del Barça.

Ernesto Valverde, en el nuevo San Mamés como entrenador del Barça. / periodico

Jordi Puntí

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Este sábado por la mañana, casi como una preparación psicológica para el partido del Barça en el nuevo San Mamés, terminé de leer 'Hijos del fútbol', de Galder Reguera (los Libros del Lince). La razón es que Reguera es seguidor del Athletic Club y ha escrito un libro -maravilloso- que a primera vista parece una profesión de fe sobre el equipo de su vida, pero en realidad es una declaración de amor al fútbol en general.

Tras 20 páginas leídas, empecé a pensar que los aficionados del Athletic ya tenían su 'Fiebre en las gradas' -el clásico de Nick Hornby-,

pero ahora sé que este libro es bastante más. Es sobre todo una educación sentimental. Reguera reflexiona en este relato autobiográfico sobre la transmisión del amor por unos colores, de la tradición familiar alrededor de un equipo. Vemos como Oihan, su hijo de cinco años, aprende poco a poco esa fascinación por el juego de la pelota, ya sea en la escuela, conociendo a un campeón del mundo "de-verdad-de-verdad" como Osvaldo Ardiles o con el simple recuerdo de unas partidas de futbolín. Y leemos también, al principio de la cadena, como el abuelo del autor le lleva por primera vez a San Mamés. (Hay un momento precioso en el que el nieto descubre que el mítico jugador Piru Gaínza fue el padrino de boda de su abuelo).

En algún momento Reguera se pregunta hasta qué punto el fútbol no pertenece a la realidad, sino al territorio de la ficción, los sueños y la memoria... Es una teoría a la que nos abonamos muchos seguidores, quizá los más sentimentales: vemos el fútbol para volver a jugar eternamente, para revivir la infancia, pero uno diría que esto se vive más a flor de piel en Bilbao. Muchos de sus jugadores siguen en la ciudad cuando se retiran, y en más de una ocasión, cuando estuve allí, me he cruzado con algunas leyendas por la calle, en un bar, haciendo 'footing' por el parque. Sí, el fútbol es una máquina del tiempo, pero se diría que en Bilbao este tránsito es más cotidiano.

El Barça de Valverde

Con el tiempo he llegado a creer que esta proximidad feliz es la que suele complicar los partidos al Barça en 'la Catedral'. Nos resulta incómodo descubrir que este fútbol de kilómetro cero es una de las pocas cosas que no se pueden tener cuando eres un club planetario, y más ahora que la cantera azulgrana no vive grandes momentos. A lo mejor deberíamos ver el partido de ayer, con esa victoria tan trabajada por 0-2, como un intento de acercarse a esta proximidad.

El Barça jugó como solía hacerlo el equipo de Valverde cuando entrenaba al Athletic Club: mucha tensión defensiva y un dominio del espacio para poder lanzar bien a los jugadores de arriba. El genio de Messi trenzó varias jugadas memorables y el oportunismo de Paulinho a última hora remató un trabajo lleno de sacrificio. 

Hacia el final de su libro, Reguera recuerda una cita del escritor y músico Antonio Agredano: "De niños jamás nos cansamos de ganar, pero de adultos hay un compromiso moral con la derrota". Para saborear mejor esta victoria, hoy es bueno recordar que, tras varios años de sequía, el Barça de este sábado ganó por primera vez en el nuevo San Mamés.