Pequeño observatorio

El gran cambio que ha llegado con ellas

Las mujeres han entrado decididamente en todos los ámbitos y han abierto puertas cerradas

zentauroepp40685210 jacinda ardern  center  reads the oath as she is sworn in as171026163536

zentauroepp40685210 jacinda ardern center reads the oath as she is sworn in as171026163536 / periodico

JOSEP MARIA ESPINÀS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La noticia me parece estimulante: Nueva Zelanda tiene desde ayer una primera ministra de 37 años. Jacinda Ardern fue la candidata más votada en las elecciones de septiembre. Su partido, el laborista, no fue el ganador, pero una coalición la ha elevado a primera ministra. Le corresponderá ahora formar Gobierno.

El éxito lo ha conseguido gracias al pacto con la formación nacionalista Nueva Zelanda Primero, con el que los laboristas se han puesto de acuerdo para convertir a Ardern en la primera ministra más joven de la historia del país. «Nos aseguraremos de que somos un Gobierno progresista», dicen. «La nueva generación de jóvenes dirigentes se hace notar». Citan al austriaco  Sebastian Kurz (31 años), el irlandés Leo Varadkar (38) y el presidente francés Emmanuel Macron (39).

Miro atrás, repaso los años de mi juventud y veo un escenario de hombres. Mi familia era mayoritariamente masculina. Paso a la  universidad y en mi curso de Derecho no hay ninguna alumna. Y ninguna chica me entrevistó durante años. No recuerdo que ninguna mujer se hiciera cargo de mi salud profesionalmente.

Es una marginación que viene de lejos. «Siempre las mujeres han sido una pesada carga para el destino de los hombres» es una sentencia que aparece en una tragedia de Eurípides. A lo largo del tiempo, las mujeres han sido a menudo descalificadas. Y en el halago también puede haber un sutil desprecio: buscando referencias sobre la mujer encuentro esta sentencia de Michelet: «La mujer es el domingo del hombre». El autor de esta lamentable frase fue profesor de historia en París.

Más lúcido era, sin duda, el nórdico Ibsen: «Un día vendrá la juventud y llamará a la puerta». Sustituyendo juventud por mujer, tendremos que aceptar que la mujer ha entrado decididamente en todos los ámbitos del mundo abriendo todas las puertas que había tenido cerradas.