Banderas

La afición madridista ondea banderas españolas en el Bernabéu en el partido del pasado 1 de octubre contra el Espanyol.

La afición madridista ondea banderas españolas en el Bernabéu en el partido del pasado 1 de octubre contra el Espanyol. / periodico

Mónica Marchante

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Escribo hoy, 12 de octubre, día de la Hispanidad, fiesta nacional en España. En veinticuatro horas vuelve la Liga después del parón. Han pasado muchas cosas en estas dos semanas, en Catalunya, en Madrid, en España. Los catalanes y el resto de ciudadanos españoles acusamos una tristeza, una preocupación y una tensión que se perciben en cualquier conversación.

Los balcones se han llenado de banderas, esteladas, senyeres, rojigualdas… pero esta vez no ha sido por un éxito deportivo, no. Esta vez son banderas que separan, que enfrentan, que desunen, que amenazan. Banderas que provocan, que responden, que retan. Allí y aquí. El 1 de octubre, el Bernabéu ya respondió a la consulta llenando su grada de banderas españolas. Y no jugaba España.

Nadie debería asumir que no se pueda acudir al Metropolitano, ni a ningún estadio, con la camiseta del Barça. Habremos perdido la razón envueltos en nuestas estúpidas banderas

En medio de este clima se juega un Atlético de Madrid-Barcelona en el estadio Metropolitano. Si un partido ha representado un homenaje al fútbol en las últimas décadas, ése ha sido el Atleti-Barça. Nos ha llenado los ojos de fútbol y de goles. Ha dado y quitado campeonatos, consagrado a estrellas y hundido a guardametas. Ha sido puro fútbol.

Desde que el Cholo aterrizó en el Manzanares solo un equipo se le ha resistido en la Liga, el Barça. Nunca le ha ganado en la Liga con Simeone. El césped del Calderón supo bien quién es Leo Messi. Después de lograr su última hazaña metiendo él solito a Argentina en el Mundial, Leo pisará por vez primera el Metropolitano, el mejor estadio del mundo según Griezmann. El Barça aventaja al Real Madrid en siete puntos y en seis al Atlético. Si los de Valverde ganasen en el Metropolitano, la Liga, con solo ocho jornadas disputadas, sería casi un imposible para los del Cholo a nueve puntos. El partido no puede pintar mejor. Y sin embargo... el miedo quiere ganar la calle.

Hemos vuelto a perder

Decía esta semana en la Cope Esteban García, presidente de la peña blaugrana de Madrid, que tal y como está el ambiente, recomendaba a los aficionados del Barça que desistiesen de acudir al Metropolitano con camisetas azulgranas. Escuchándole pensé que hemos vuelto a perder. Y que gana el miedo, la intolerancia, lo absurdo.

Las gradas del Camp Nou han servido de altavoz durante estos últimos años a la petición de muchos. El minuto 17 cantaba independencia. No era el club, que se dijo partidario de "apoyar la voluntad de la mayoría del pueblo de Catalunya expresada de manera cívica, pacífica y ejemplar". Y como tuvo noticias de que quizás no ocurriría eso el 1 de octubre, cerró la grada ante la UD Las Palmas. Insuficiente para unos y sospechoso para otros. Es lo que tiene intentar agradar a todos. El Barça tendrá que asumir el precio que tiene su mensaje. Lo que nadie debería asumir es que no se pueda acudir al Metropolitano, ni a ningún campo, con la camiseta del Barça. Habremos perdido la razón envueltos en nuestras estúpidas banderas.