IDEAS

El afecto a Coixet

Isabel Coixet.

Isabel Coixet. / periodico

Xavier Bru de Sala

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Vivimos tiempos de divisiones y de fracturas. Las emociones pugnan dominar a las intuiciones. Las intuiciones, ni la razón ni las emociones son, si no las mejores, sí las auténticas responsables de las tomas de decisiones humanas. Lo evidencia la novela de Arturo San Agustín 'El robot que cree en Dios', irónica y trascendente, tan bien anclada en la incertidumbre, tan balsámica, tan fraternal en el gestión del conflicto, tan llena de ideas que se reconocen como dudas.

Funcionamos como funcionamos y no como nos gusta creer que funcionamos. No hemos perdido, o aún no del todo, la capacidad de analizar y la de juzgar. Pero en situaciones como la presente, el riesgo consiste en perder la de juzgarse. Existe una tendencia, ahora más difícil todavía de refrenar, que nos lleva a mostrarnos muy severos con las actitudes reprobables de los demás y demasiado indulgentes si provienen del propio bando. Entre increpar al que luce una estelada en el balcón e insultar a Isabel Coixet cuando sale de su casa solo veo una diferencia: el de la estelada se puede sentir un poco más seguro porque está en su piso.

Gracias, Isabel, por discrepar, gracias por volver real el pluralismo del que tanto presumimos

Si la obligación moral de la cultura es aproximar seres humanos, lo contrario de distanciarlos, es imprescindible erradicar esta actitud. Gracias, Isabel, por discrepar, gracias por volver real el pluralismo del que tanto presumimos. Gracias por no disimular. Gracias, no a todos los que piensan como tú, sino sobre todo a todos los que como tú, Eduardo Mendoza, Jordi LLovet, Serrat y tantos otros, se expresan con claridad y sin agresividad. Es tu entorno de barrio, los que siempre te han acogido, como tú a ellos, en el tejido primordial de la calle, los que deberían reprobar a quienes te insultan. Son los dirigentes que se quieran mirar ante el espejo quienes deberían decirles que fraternidad y discrepancia, fraternidad y conflicto pueden y deben convivir. Por encima de ciudadanos somos vecinos, lo que debe querer decir buenos vecinos.