IDEAS

El hombre del batín

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zentauroepp40322242 files this file photo taken on january 15 2014 shows hugh 171001135944 / AFP / CHARLEY GALLAY

Ramon de España

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Hugh Hefner, el fundador de la revista 'Playboy', nos dejó a los 91 años, y lo hizo con cierta sensación de fracaso sentimental. Eso aseguraba, por lo menos, en una de las últimas entrevistas que se le hicieron, donde decía que, pese a haberse acostado con mil mujeres y haber contraído matrimonio con tres de ellas, nunca había conocido el amor verdadero ni encontrado su alma gemela. Tras una vida de crápula, lo normal es tomarse a chufla semejantes declaraciones, como han hecho los amigos a los que se las he comentado, pero yo me creo a Hef: ¿para qué iba a mentir a un paso de la muerte?

Hugh Hefner, libertino culto y elegante, se las apañó para hacer realidad un sueño absolutamente adolescente que hizo durar todo lo que pudo 

Hacía años que el señor Hefner era un anacronismo andante. Su culto al erotismo refinado era una antigualla que, ya antes del advenimiento de Internet, había sido machacado por gente como Bob Guccione, creador de 'Penthouse', o Larry Flynt, el patrón de 'Hustler'. A diferencia de estos dos sujetos, Hef nunca fue un pornógrafo rijoso y ginecológico, sino un admirador (y consumidor) de la belleza femenina que, además, publicó en su revista a los autores norteamericanos más destacables de su época y participó en numerosas iniciativas progresistas, destacando en la defensa de la igualdad de derechos para la población afroamericana.

¿Era un machista? Pues sí, un poco, pero como lo fue el Rat Pack de Frank Sinatra y Dean Martin o los personajes de 'Mad men'. Hef fue un hombre de su tiempo, que ya no tenía nada que ver con el presente. Libertino culto y elegante, se las apañó para hacer realidad un sueño absolutamente adolescente que hizo durar todo lo que pudo. Y ni siquiera se convirtió al final de sus días en un viejo chocho y ridículo, aunque estuviese a punto cada vez que se retrataba con alguna de esas jovencitas con cara de niña y pechos enormes que, al parecer, constituían su ideal de belleza (personalmente, siempre preferí las chicas de la revista francesa 'Lui' a las atléticas muchachas americanas de 'Playboy', todo es cuestión de gustos).

Hugh Hefner pasó sus últimos años envuelto en un batín de satén rojo que se convirtió en su imagen habitual. No sé ustedes, pero yo no puedo dejar de admirar a alguien que atiende sus negocios en batín; aunque, según propia confesión, se pasase la vida buscando el amor en los lugares equivocados.