EN CLAVE EUROPEA

Consolidación de la extrema derecha en la UE

Los candidatos de Alternativa para Alemania (AfD), Alexander Gauland y Alice Weidel, celebran su éxito electoral

Los candidatos de Alternativa para Alemania (AfD), Alexander Gauland y Alice Weidel, celebran su éxito electoral / periodico

Eliseo Oliveras

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El éxito del ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) en las elecciones legislativas del 24 de septiembre refleja la pujanza de la extrema derecha en la Unión Europea (UE) y deshace el espejismo en que cayeron los dirigentes europeos al creer en su retroceso porque no habían vencido en Austria, Holanda y Francia. Esa autocomplacencia soslayó que el ultra Partido de la Libertad (FPÖ) obtuvo el 46,2% de los votos en las elecciones presidenciales austriacas en diciembre del 2016 y que el extremista Partido por la Libertad (PVV) de Geert Wilders se convirtió en la segunda fuerza del Parlamento holandés en marzo del 2017 con el 13,1% de los votos, pese a ser un partido sin organización ni afiliados.

En Francia, la victoria del liberal Emmanuel Macron en las presidenciales en mayo hizo olvidar que la candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen, obtuvo el 33,9% de los votos en la segunda vuelta, pese a su desastroso debate televisivo y al récord de abstención (25,4%) y de votos nulos o en blanco (11,5%). Además de la deriva autoritaria de Hungría y Polonia, los gobiernos de Dinamarca y Eslovaquia dependen de partidos ultras.

Votos de desfavorecidos

El éxito de Alternativa para Alemania, con 94 escaños y el 12,6% de los votos, es significativo. Primero, porque implica la entrada en el Parlamento de un partido ultra en un país que se creía exorcizado por su pasado nazi. Segundo, porque se convierte en la tercera fuerza del Bundestag, detrás de democristianos y socialdemócratas, pese a que se creó hace cuatro años. Tercero, porque ha movilizado a 1,4 millones de personas que se abstuvieron en el 2013. Cuarto, porque ha arrebatado un millón de votos a los democristianos de la cancillera Angela Merkel (CDU-CSU). Y quinto, porque también ha arrebatado 500.000 votos a los socialdemócratas (SPD) y 430.000 votos a La Izquierda (Die Linke).

AfD es la segunda fuerza en Alemania oriental (21,5% de los votos), donde la población estima que se han incumplido las promesas de la reunificación. En el 'land' de Sajonia fue el primer partido con el 27% de los votos, desbancando a los democristianos. El voto a favor de AfD es más elevado cuanto menores son los ingresos, aunque cuenta con el apoyo de profesionales y universitarios.

Rechazo a los refugiados

El factor más determinante del éxito de AfD ha sido su rechazo frontal a la política de puertas abiertas de Merkel a más de un millón de refugiados de Oriente Próximo, que han sido distribuidos por todo el país. El 89% de los votantes de AfD critican que Merkel no tuvo en cuenta "las preocupaciones de los ciudadanos". Los votantes del AfD en los 'länder' del Este explican que temen el desarrollo de comunidades islamistas y "sociedades paralelas" ajenas a los valores europeos, como ocurre en las ciudades del oeste. Otra queja habitual es que, con la política de austeridad, el dinero destinado a refugiados les priva de fondos para mejorar la educación y las infraestructuras.

También impulsaron a AfD factores económicos (trabajadores víctimas de cierres y creciente desigualdad social y regional) y políticos (rechazo a una élite política desconectada del ciudadano). El 60% afirma que escogió AfD para votar "contra todos los demás partidos", destaca el experto en extremistas Cas Mudde.

Giro a la derecha

El éxito de AfD introducirá el debate sobre la identidad nacional en la agenda política alemana, señala Jean-Yves Camus, autor de 'Les droites extrèmes en Europe'. Esto también implicará reabrir el debate sobre la integración de los inmigrantes y el fracaso del multiculturalismo y un endurecimiento de las políticas de asilo e inmigración. Los democristianos bávaros (CSU), que han perdido 10 puntos en los comicios y afrontan las elecciones regionales en el 2018, exigen a Merkel un giro a la derecha y fijar un techo anual de refugiados. Los liberales del FDP, socio indispensable para Merkel en la nueva coalición gubernamental, también defienden una política de asilo muy restrictiva.

A nivel europeo, el carácter euroescéptico de AfD, unido a sus planteamientos neoliberales y al rigor presupuestario que comparten con los liberales del FDP, dificultará cualquier avance en la reforma de la UE que implique más solidaridad alemana con sus socios, una relajación de la política económica o nuevas cesiones de soberanía.

El éxito de AfD dará un nuevo impulso a los partidos de extrema derecha del resto de Europa. El próximo test es el 15 de octubre con las elecciones legislativas austriacas, donde los ultras del FPÖ podrían volver al Gobierno en coalición con los democristianos.