¿Cuánto es, demasiado?

A menudo oigo quien dice que se publica demasiado en Catalunya. Naturalmente demasiado solo puede entenderse en relación a algo, así que vamos a analizarlo.

Demasiado, ¿por qué? No veo ningún motivo por el que adultos y niños tengamos que poner freno a nuestra capacidad de imaginación y conocimiento autolimitándonos el acceso a la fuente inagotable de recursos que suponen los libros. Tampoco veo que no podamos seguir fomentando la lectura también como industria cultural, no solo en cantidad sino en calidad, y asegurar la viabilidad y la diversidad del tejido empresarial que la hace posible.

Demasiado, ¿en relación a qué? Va, un tópico. ¿A la cantidad de partidos de fútbol que se disputan cada fin de semana en todas las categorías posibles? ¿Hablamos de la omnipresencia del deporte en los medios de comunicación?

Demasiado, ¿para quién? ¿Quién debe decidir quién, qué, cuándo? Los lectores, ¿no? Pues que sean solo ellos, con el concurso de los profesionales del sector (prescriptores, maestros, libreros, bibliotecarios, editores...) los que decidan qué leer.

Es el mes de los buenos propósitos, casi más que el de enero, que si gimnasio, que si inglés, que si más naturaleza y menos sofá y, con suerte, que si más libros y menos móvil. La 'rentrée' literaria empieza con una ocupación de la calle con miles de propuestas, tanto de autores catalanes como de traducciones desde otras lenguas. Hasta el día 17 el mundo editorial se presenta en la Setmana del Llibre en catalán, ante la catedral de Barcelona, con una cantidad ingente de libros (novedades y de fondo), debates y actividades. Este año incluso habrá editores internacionales invitados a verlo y vivirlo. La Associació d’Editors en Llengua Catalana en colaboración con el Institut Ramon Llull da un paso adelante para mirar también hacia fuera y promover la venta de derechos internacionales sobre nuestros autores.

Creo que nuestro Sant Jordi de otoño, la semana de los 10 días, tiene interés, calidad y pasión para todo el mundo. Venid a juzgar por vosotros mismos. Y si os parece que he pecado de ingenuidad, perdonadme, y lo hablamos.