Análisis

Reforzados en las bandas, débiles en medio

Colau piensa en el 'sí' y el 'no' al mismo tiempo. Un pie en el blanco y otro en el negro. Dos asideros, y cada cual que escoja el que le convenga

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XAVIER BRU DE SALA

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Mientras en las dos bandas del 'procés' los contendientes esperan salir reforzados, los que están en medio procuran no sufrir daños. Es el caso de Ada Colau, con un pie en cada lado, en busca de un equilibrio inverosímil. Después de que la divisoria entre constitucionalistas e independentistas ocasionara un terremoto sin precedentes en el seno de Catalunya Sí que es Pot, el equipo de gobierno busca una escapatoria que no alinee a Barcelona con Tarragona, Lleida, Santa Coloma de Gramenet, l’Hospitalet de Llobregat, y un largo etcétera, sin sumarse a los cientos de ayuntamientos dispuestos a desobedecer al Constitucional. Colau no solo se juega el liderazgo de los suyos, sino la coalición con el PSC.

En consecuencia, el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, reiteró, palabras son palabras, la plena disponibilidad del consistorio. Sin embargo, hechos son hechos, se han suspendido los preparativos preliminares. En resumen, no negarse a colaborar con el referéndum, movilización y participación en versión de los 'comuns', aunque abstenerse de colaborar si eso significa desobedecer. Una plena disponibilidad que, previsiblemente, se traducirá en algún tipo de abstención concesiva, que no sabemos cómo se articulará. 'Sí' y 'no' al mismo tiempo. Un pie en el blanco y otro en el negro. Dos asideros, y cada cual que escoja el que le convenga. Junto a la Generalitat, pero sin cometer ilegalidades. Que cada uno sume Barcelona a los que colaboran o se niegan según le apetezca. Como era de prever, la cuestión es no sufrir desgaste.

Dividir a la izquierda soberanista

Como advertimos, uno de los objetivos que perseguía la famosa frase "O referéndum o referéndum" del aún presidente Puigdemont, además de garantizar la continuidad de la legislatura con una operación de gran alcance por lo menos propagandístico, consistía en dividir a la izquierda soberanista. Si Joan Coscubiela y Albano Dante Fachín se han apresurado a contribuir a este propósito, Colau y Pisarello intentan zafarse.

En contraste, el Gobierno catalán y el de España prosiguen la escalada de la confrontación como si ambos estuvieran convencidos de llegar hasta el final, algo poco menos que imposible. Si ya es difícil colaborar en el 1-O sin abrir locales electorales, aún lo es más que haya y no haya referéndum. Conviene considerar, en cambio, que si Rajoy y Puigdemont han llegado hasta aquí será porque están convencidos de sacar provecho. El caso es que, si hay referéndum, Rajoy queda inhabilitado ante los suyos. Pero si consigue impedirlo sin que la movilización subsiguiente se convierta en revuelta, se verá reforzado como líder de la España eternizada.

Por su parte, los independentistas consideran, aunque no lo expliciten, que saldrán reforzados en cualquiera de los casos. Si consiguen que haya referéndum, porque lo tendrán fácil para ganarlo, pero en absoluto para implementar el resultado. Si al final no hay urnas, o hay pocas, podrán culpar a Madrid, reforzar una mayoría que de otro modo habría peligrado y convertir así la derrota en victoria electoral.