EN CLAVE EUROPEA

La UE reabre el debate sobre Turquía

La cancillera alemana, Angela Merkel, y el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.

La cancillera alemana, Angela Merkel, y el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan. / periodico

Eliseo Oliveras

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La cancillera alemana, Angela Merkel, ha reabierto el debate sobre la viabilidad de la adhesión de Turquía a la Unión Europea (UE) al afirmar que "está claro que Turquía no puede convertirse en un miembro de la UE". Merkel quiere discutir cómo "poner fin a esas negociaciones" en la cumbre europea de octubre, una decisión que requiere la unanimidad de los aún 28 estados de la UE.

El anuncio ha surgido durante la campaña de las elecciones alemanas del 24 de septiembre para igualar el envite lanzado por su contrincante, el socialdemócrata Martin SchulzMerkel pretende así evitar la pérdida de votos para su partido democristiano (CDU), contrarrestar los efectos negativos de su política prorefugiados y privar de argumentos a los populistas de Alternativa para Alemania (AfD). La iniciativa se produce en medio de la creciente tensión por la docena de ciudadanos alemanes detenidos en Turquía, mientras que el Gobierno de Mariano Rajoy en España prefiere colaborar con la represión del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y ha encarcelado al periodista sueco-turco Hamza Yalçin por orden de Ankara e impide salir del país al escritor turco-alemán Dogan Akhanli.

Una oposición conocida

La oposición de Merkel a la adhesión de Turquía no es nueva, pero el giro de los socialdemócratas ha convertido el poner fin a las negociaciones de adhesión en una posición nacional alemana. El ministro de Asuntos Exteriores austriaco y candidato favorito a primer ministro en las elecciones de octubre, Sebastian Kurz, lleva un año reclamando suspender las negociaciones a causa de la represión masiva emprendida por Erdogan tras el fallido golpe del 2016. Pero hasta ahora había obtenido escaso respaldo de sus socios, pese a que el Parlamento Europeo pidió en noviembre suspender esas negociaciones.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, reconoció el 29 de agosto ante los embajadores de la UE que "Turquía se aleja a pasos de gigante de Europa" a causa del régimen autoritario instaurado por Erdogan, que convierte la adhesión en "imposible". Pero la Comisión Europea se ha opuesto hasta ahora a suspender las negociaciones y tras la propuesta de Merkel ha indicado que "debe reflexionarse con calma". La ministra europea de Asuntos Exteriores, Federica Mogherini, también ha subrayado esta semana que "Turquía es un país candidato" y que "continúa el diálogo y el trabajo en las negociaciones".

La iniciativa de Merkel ha tropezado además con la oposición de Finlandia, Lituania, Gran Bretaña e Irlanda y las reticencias de Holanda, Suecia, Estonia, Bélgica y Francia a modificar el stato quo en el Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de este jueves y viernes en Tallin. Asimismo, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha abogado por "evitar las rupturas" con Turquía y ha recordado, como Mogherini, que es un "socio esencial" en muchas cuestiones estratégicas, como terrorismo, inmigración, Chipre, Siria y la cooperación en la OTAN.

Islamización a ultranza

En la práctica, las negociaciones de adhesión de Turquía, iniciadas en el 2005, llevan años paralizadas salvo una breve reactivación a raíz del acuerdo entre Ankara y la UE del 2016 para cortar el flujo de refugiados e inmigrantes hacia Grecia. Los intelectuales turcos reprochan a la UE que no iniciara las negociaciones de adhesión cuando era primer ministro el socialdemócrata Bülent Ecevit en 1999, tras el fracaso del Gobierno islamista de Necmettin Erbakan, mentor de Erdogan. Ese retraso, critican, facilitó la victoria electoral de Erdogan en el 2002 y su posterior campaña de islamización a ultranza, que ha ahondado la divergencia cultural y las reticencias europeas.

Erdogan ha instrumentalizado las negociaciones de adhesión para afianzar su poder, como hizo con su teórico compromiso con los principios democráticos. "La democracia es un medio, no un fin. Es como un tranvía en el que se viaja hasta llegar al destino y entonces se baja", declaró en una entrevista al diario 'Milliyet' en 1996 cuando era alcalde de Estambul. Erdogan usó las negociaciones para socavar el Estado laico y el poder del Ejército, pero frenó su avance donde no le interesaba, como libertad de expresión, derechos de la mujer, derechos sindicales, derechos de las minorías, Chipre... Y cuando las negociaciones encallaron, Erdogan culpó a la UE del bloqueo, lo instrumentalizó a su favor y exacerbó el nacionalismo turco.

Además de las cuestiones estratégicas para las que Ankara es indispensable para la UE, la ruptura de las negociaciones de adhesión supondría un mazazo para la oposición y los ciudadanos turcos que resisten el autoritarismo de Erdogan y que siguen considerando Europa como la última esperanza para transformar Turquía en un auténtico Estado democrático.