EL PROBLEMA DE LA VIVIENDA EN BCN
Alquilar, una auténtica pesadilla
Vuelvo a oír la frase «con estos alquileres, mejor comprar». Me horroriza este argumento porque me recuerda a la burbuja inmobiliaria que atrapó a más de uno
Vuelvo a oír la frase «con estos alquileres, mejor comprar». Me horroriza este argumento porque me recuerda a la burbuja inmobiliaria que atrapó a más de uno y que dejará a los mileuristas sin la posibilidad de escoger. Se verán obligados a alquilar, sufrirán para encontrar una vivienda a precio razonable y tendrán que someterse al trato poco amable de algunas inmobiliarias: no les devolverán las llamadas, compartirán visitas que parecen subastas y tendrán que asumir que les van a dejar colgados cuando aparezca alguien con una nómina mejor.
Los propietarios pueden escoger inquilino y precio. Tienen como posibles clientes a grupos inversores, que convertirán grises pisos en brillantes apartamentos de lujo, extranjeros que quieren una segunda residencia en Barcelona o trabajadores con sueldos europeos que no les importa pagar 950 euros para pisos de 30 metros cuadrados en la Barceloneta.
Todo esto da la razón a los que dicen que no todo el mundo podrá vivir en Barcelona, y menos en pleno centro. Es un mantra que repiten los expertos en vivienda y ponen como ejemplo Nueva York, Londres o París. Pero precisamente viendo lo que ha pasado en otras ciudades, tendríamos que intentar que esto aquí no pase. No nos podemos resignar a este pronóstico. ¿Qué futuro le espera a una Barcelona sin barceloneses? ¿Qué haremos con todos los servicios como escuelas, centros de atención primaria y equipamientos si no queda ningún ciudadano para usarlos? ¿Quién los pagará? ¿De que habrán servido estas inversiones públicas? Y aún una pregunta más, ¿dónde irán a vivir los barceloneses si el área metropolitana también se está contagiando del aumento de precios?
La solución apunta en una dirección. La necesidad urgente de vivienda social. Pero mientras no haya más inversión pública, no se cambien leyes y no se multe a los que intenten alquilar un piso inhabitable a precios desorbitados, solo se puede apelar a la buena voluntad de los propietarios. Ellos también tienen una responsabilidad social. También tienen el futuro de la ciudad en sus manos. Sacar beneficio sí, especular, no.
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