EL ÚLTIMO FICHAJE AZULGRANA

A precio de Neymar

Dembélé no tiene, en efecto, la culpa de ser el fichaje más caro de la historia del Barça, pero su coste le perseguirá siempre

Ousmane Dembélé, en su presentación de hoy como nuevo jugador del Barça.

Ousmane Dembélé, en su presentación de hoy como nuevo jugador del Barça. / periodico

Sònia Gelmà

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No los vale. Lo sabe Ousmane Dembélé, lo sabe el club y lo sabe la afición. Pero su precio viene condicionado por la salida de Neymar Júnior. Sin esos 222 millones, acompañados de la desesperación producto de la mala planificación, el Borussia Dortmund nunca hubiera soñado con ingresar más de 100 millones por su delantero.

No es, por tanto, culpa de Dembélé. Pero le perseguirá. Porque a sus 20 años carga con el peso de ser el fichaje más caro de la historia del club, y porque las expectativas generadas son de crack mundial. De él se espera que sea el nuevo Neymar. En cada regate, en cada carrera, en cada jugada.

Pero más allá de que mediáticamente interese cambiar una inicial de la MSN, Ernesto Valverde tiene la oportunidad de acabar con esa tridentocracia que deja poco margen de maniobra al técnico. Puesto que Dembélé no es Neymar, tampoco debería asumir su rol de intocable. Por el bien de Valverde, por el bien del equipo.

Es inquietante la manera de forzar su salida

De Dembélé sabemos dos cosas, una primera positiva --aunque le haya salido muy cara al club--, su ambición: no quiso fichar el verano pasado porque no creyó que fuera a tener minutos. La segunda, bastante más inquietante, su indisciplina como arma para forzar su salida. Lo que para el club ahora ha sido una muestra de compromiso, algún día se les puede volver en contra. Que repasen cómo llegó y se fue Ney.

Valverde debería entender que, puesto que Dembélé no es Neymar, tampoco debería asumir su rol de intocable

Después de tanto fichaje de los que no ilusionan tanto, que diría Josep María Bartomeu, por fin llega uno que sí que aporta luz a un ensombrecido barcelonismo. Y aunque la tormenta siga al acecho, si la pelota entra y el rival se deja puntos inesperados, se puede recuperar incluso el carnet de abonado aparcado en un cajón. Porque la competición es generosa y lo aguanta todo, incluso uno de los veranos más desastrosos que se le recuerda al Barça en cuanto a gestión deportiva e institucional.

Y quién sabe, quizás con la llegada de Dembélé, Leo Messi también se anima y el presidente puede decir un día de estos, ahora ya sin mentir, que el argentino ha firmado su renovación.