Pequeño observatorio

Los lejanos recuerdos de Hong Kong

Me subí al modesto peñasco que es la isla para ver el apelmazamiento de los edificios que ocupaban aquel pequeño trozo de costa

Vista general del Centro de Finanzas de Hong Kong, donde se encuentra el Consulado General de la República de Corea del Sur.

Vista general del Centro de Finanzas de Hong Kong, donde se encuentra el Consulado General de la República de Corea del Sur. / periodico

JOSEP MARIA ESPINÀS

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Es evidente que no puedo competir con el número de catalanes jóvenes que se instalan en el extranjero, a menudo por largas temporadas. Y a menudo por razones laborales. Yo me limité, años atrás, a correr países por pura curiosidad o para hacer algunos reportajes.

Lo he pensado, ahora, cuando Hong Kong ha sido noticia. Se han cumplido 20 años de la devolución de la colonia británica a China. Todo estaba tranquilo cuando yo pasé unos días a Hong Kong. Me subí al modesto peñasco que es la isla y contemplaba el apelmazamiento de los edificios que ocupaban aquel pequeño trozo de costa. Unas barcas-correo iban de la isla a la costa. De vez en cuando un avión aterrizaba en una estrecha franja de tierra, quizá artificial.

Hace ya mucho tiempo de eso, pero todavía la memoria visual resiste un poco más que la memoria de los hechos, y de las fechas. Veo la hilera de rascacielos tocando el agua. Las barcas que van y vienen llevando pasajeros de Hong Kong al continente o a la península de Kowloon. Suerte que conservo los mapas, y conservar los mapas significa que puedes salvar algunas imágenes del olvido. Como ocurre con las fotografías. Y fijar el pasado ante la voracidad del presente, que es el único que nos queda.

Hong Kong es una rareza, o al menos lo ha sido hasta ahora. ¿Cómo es que aquella isla tan alejada de Londres fuera hasta hace poco una colonia británica? ¿Un territorio accidentado, sin cursos de agua, con clima frío en invierno y húmedo y caluroso en verano?

Engañarse es ser muy ingenuo. Un imperio es un imperio, y el británico no se ha visto limitado por las distancias. También ocupó la India, otra territorio considerablemente lejano. ¿Y qué podemos decir del imperio español, que se lanzó a ocupar las tierras de otro continente, América del Sur, y en Europa las de Flandes?

Ahora este tipo de ocupaciones han desaparecido. Ahora, las identidades políticas las construyen los pueblos.