Al contrataque

Hacer vacaciones

Quiero echar de menos a mis amigos, al quiosquero, a la secretaria del colegio, al viejecito que siempre me cuenta su proyecto de novela

Una mujer mira el cielo que amenaza lluvia en la playa del Arenal, en L'Ampolla (Baix Ebre).

Una mujer mira el cielo que amenaza lluvia en la playa del Arenal, en L'Ampolla (Baix Ebre). / periodico

MILENA BUSQUETS

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Cada año llega un día, por estas fechas, en que de repente tener que ir a trabajar me parece un horror, tener que ir a buscar a los niños al colegio, una calamidad e intentar preparar algo para cenar por la noche, una tarea prácticamente imposible. Entro en el supermercado y ya no sé qué comprar, soy incapaz de organizar un almuerzo, vago por los pasillos y salgo, después de media hora dando vueltas, con una tableta de chocolate y una botella de agua. De repente, mi vida cotidiana, una vida que me gusta y que he tenido la inmensa fortuna de poder elegir, se me escurre entre los dedos.

Ese día sé que necesito vacaciones. ¿Pero vacaciones de qué? Yo no necesito hacer vacaciones de mi casa, que me encanta, ni de mi ciudad, a la que adoro, ni de mi país, que tal vez sea el más bonito del mundo después de Italia. Quiero hacer vacaciones de los ojos de besugo de la frutera. Del camarero dicharachero que sigue empeñado en que somos del Atlético de Madrid cuando le hemos dicho mil veces que somos del Barça. De los desconocidos y desconocidas cursis de Twitter, donde dicen que acecha la mala leche y la envidia furibunda pero donde sobre todo acecha la cursilería.

El gran peligro del siglo XXI no es la mala leche o la mala educación, es la cursilería, que va avanzando taimada y sigilosamente. Quiero hacer vacaciones del bar de la esquina, de las bromas y de las preocupaciones de mis conocidos, del tatuaje serpenteante que trepa por el cuello de la camarera.

Sé que necesito hacer vacaciones cuando de repente todo aquello que me parecía encantador empieza a irritarme (con los hombres pasa igual, y a ellos con nosotras también, supongo. El tubo de dentífrico abierto y la pasta de dientes reseca solo hace gracia unos días, unos meses si el sexo es muy bueno).

CATÁLOGO DE DESEOS

Quiero hacer vacaciones de la ambición. Quiero hacer vacaciones de ser una madre que intenta hacer cenas y que los niños lleguen a la hora al colegio con ropa limpia. Quiero hacer vacaciones del parloteo. Quiero hacer vacaciones de ser una buena persona que cuando le preguntan cómo se va a la Sagrada Família, intenta dar las indicaciones correctas. Quiero hacer vacaciones de las migrañas psicológicas de mi amiga Sandra y de los problemas de trabajo de mi amiga Josefina. Me quiero ir de vacaciones con mi amiga María que solo tiene problemas de amor, que son los únicos que me interesan de verdad, en vacaciones y durante el resto del año.

Quiero echar furiosamente de menos a mis amigos, al quiosquero, a la secretaria del colegio, al viejecito fatigoso que siempre me cuenta su proyecto de novela en la cafetería. Quiero hacer vacaciones de los demás. Pero sobre todo, quiero hacer vacaciones de mí misma.