Silencio político

Chevènement, ministro socialista francés en 1983, dijo: «Un ministro tiene que callar, y si quiere abrir la boca debe dimitir»

Jordi Baiget, 'exconseller' de Empresa.

Jordi Baiget, 'exconseller' de Empresa.

JOSEP MARIA FONALLERAS

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Practiquemos la política ficción. En una de las comparecencias del viernes, preguntado sobre el último recurso al Tribunal Constitucional, o bien en una entrevista en un digital, Íñigo Méndez de Vigo, ministro español de Educación, Cultura y Deportes, declara que no ve nada mal que Catalunya vote en referéndum y que, vistas las últimas recomendaciones del 'New York Times', piensa que la consulta se podría encajar en el ordenamiento constitucional para que fuera acordada y legal, y que España aceptaría el resultado del 1-O sin ningún tipo de problema. ¿Cuánto tiempo duraría Méndez de Vigo como ministro de Rajoy? Los mismos minutos que ha durado Baiget como 'conseller' tras haber hablado en contra de la línea política expresada por el Govern y reafirmada por él mismo en todos los meses en los que ha sido 'conseller'.

La política tiene eso, y los franceses son quienes lo han explicado mejor. Jean-Pierre Chevènement, ministro socialista en 1983, dijo: «Un ministro tiene que callar, y si quiere abrir la boca debe dimitir». Él mismo lo hizo, al cabo de unos días. Siglos antes, lo había advertido Voltaire: «En la corte, amigo mío, el arte más útil no es el de hablar bien sino el de callar cuando toca». Y aún más. En un manual del siglo XVIII, se describe el «silencio político» como «el del hombre prudente que no dice todo lo que piensa, que actúa con circunspección, que, sin traicionar la verdad, no responde con claridad por miedo a ser descubierto»