ANÁLISIS

La estrategia de Beppe Grillo

El líder del M5S se está colocando cada vez más en la onda del populismo derechista, donde tiene sólidos competidores

Grillo gesticula durante un acto electoral en Turín, en una imagen de archivo.

Grillo gesticula durante un acto electoral en Turín, en una imagen de archivo. / periodico

CESÁREO RODRÍGUEZ-AGUILERA

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Las recientes elecciones municipales parciales italianas han reflejado un creciente desapego cívico (en la segunda vuelta apenas participó el 46%), un notable éxito de listas cívicas independientes, el retroceso de las dos primeras formaciones del país (los demócratas de Renzi y los 'cinco estrellas' de Grillo) y la sorprendente recuperación de las derechas (Berlusconi, Salvini Meloni).El M5S ha pinchado en las principales capitales y, además, en general no pasó a la segunda vuelta al quedar como tercera fuerza, de ahí que el 'ballotage' se dirimiera casi siempre entre los demócratas y las derechas.

Grillo le ha quitado importancia al retroceso de su formación y se consuela con las derrotas del Partido Democrático, su principal adversario (con el que está obsesionado). Son varias las causas de los malos resultados del M5S: la extremada dependencia vertical de un líder populista manifiestamente impreparado, los límites de una estrategia de contestación permanente no propositiva, las crecientes divisiones internas (el sector 'gubernativo' de Di Maio está cada vez más descontento) y la pésima gestión de la alcaldesa de RomaVirginia Raggi, contribuyen a explicar el retroceso. Este último factor es muy relevante porque ha mostrado la incapacidad de gobernar "de otra manera" y con eficacia la capital del Estado: la alcaldesa está afectada por varios escándalos, ha tenido que cesar a diversos colaboradores y es incapaz de resolver problemas crónicos de la ciudad (por ejemplo, la recogida de basuras o el corporativismo de los taxistas).

PULSIONES AUTORITARIAS Y REACCIONARIAS

El M5S corre el riesgo de ser tercera fuerza política nacional en unas elecciones generales si no modifica su estrategia antisistema y su rechazo casi visceral a alianzas estables. Automarginarse como partido de oposición permanente no da más de sí, pero no es probable que Grillo rectifique, tan convencido está de que puede ser alternativa de gobierno en solitario. Toda su estrategia ha evolucionado de temas medioambientales y de regeneración democrática a asumir la demagogia xenófoba (en el Parlamento Europeo su partido está integrado nada menos que en el eurogrupo liderado por el ultra UKIP) y el antisindicalismo.

En suma, Grillo pudo parecer inicialmente un agitador un tanto excéntrico, pero con propuestas que más bien sintonizaban con criterios progresistas en asuntos sociales; sin embargo, en su evolución han acabado siendo mucho más perceptibles pulsiones autoritarias y reaccionarias. En suma, Grillo se está colocando cada vez más en la onda del populismo derechista, especialmente por sus políticas migratorias, pero no puede ignorarse que en este ámbito tropieza en Italia con dos competidores muy sólidos (Salvini y Meloni), lo que limita sus posibilidades. Persistir en una ubicación excéntrica y demagógica hace que su credibilidad y fiabilidad como opción de gobierno sea notoriamente baja y es probable que esto acabe suscitando malestar y tensiones en su partido.