La sociedad mediática

Una política (y comisiones) 'deluxe'

En poco tiempo, los partidos y sus dirigentes han incorporado los platós televisivos a su vida cotidiana

Luis Bárcenas, en la comisión del Congreso.

Luis Bárcenas, en la comisión del Congreso. / periodico

TONI AIRA

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Cuando Pedro Sánchez empezaba y pocos le conocían, en su anterior vida como líder del PSOE, desde su partido justificaron de esta manera que en pocos días apareciera en Sálvame (Tele 5), El Hormiguero (Antena3) y Planeta Calleja (Cuatro): «La política tiene que ir allí donde está la gente». Ergo, si la gente (véase, una parte importante del electorado) está aún enchufada a la tele unas cuantas horas al día, la mayor parte de ellas a programas como los mencionados, un político que quiera existir para este público no debería mostrar demasiadas manías en aparecer en ellos. En un par de años la cosa ha ido a más (rápido, como cambia todo hoy en día) y ya la política ha decidido hasta incorporar los platós a su vida cotidiana, no solo yendo a ellos sino convirtiendo parte de las instalaciones del poder en plataformas televisivas. Las comisiones de investigación en los parlamentos ya son básicamente eso, y más cuando por ahí desfilan personajes de aquellos que dan juego.

COMISIONES SIN REVELACIONES

Luis Bárcenas, Victoria Álvarez y Javier de la Rosa han sido, esta semana, una oferta atractiva. Todos ellos con experiencia ante las cámaras, han desfilado por el Congreso (el primero) y el Parlament (los otros dos), en sendas comisiones de investigación donde el concepto que da apellido a este marco («investigación») hace tiempo que perdió sentido en la mayor parte de casos. Y es que pocos esperan que ahí se revele nada especialmente sustancial fruto de ninguna investigación de ningún diputado. El desfile de testimonios variopintos, así como su sometimiento a interrogatorios con forma de (micro)mítines de políticos erigidos en juez y parte, da a estas comisiones un aire que, más que sumar prestigio a la política, la convierte en una versión con ínfulas de aquello del poli-deluxe que las noches del sábado en Tele 5 puso en su día de moda.

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Es la espectacularización de la política y de aquello que la rodea. Las narraciones periodísticas, así, son cada día más un minuto y resultado y un confrontar declaraciones (y personalidades con gancho) que intentan mantener la atención del espectador-votante (potencial) el máximo tiempo posible. Sin más. Sin demasiado valor añadido, informativamente hablando. Eso sí, los cara a cara dan picos de audiencia, como los careos en platós televisivos, y por eso van tan buscados, ellos y sus protagonistas. Y así se da cuerda a la rueda y a los que ahí consiguen subirse con gracia y sin caer. Los medios impulsan y ponen en el mapa a los que dan juegoGabriel Rufián es eso. Lo de <strong>Toni Cantó</strong> (Ciudadanos) esta semana (aún quedando humillado por un Bárcenas que le pedía que no actuara como si estuviese en una obra de teatro), también es eso. Lo de Mireia Boya (CUP) invitando a Javier de la Rosa al cine, igual. Y lo de <strong>Victoria Álvarez</strong> contestando a Roger Torrent (JxSí) sobre sus SMS con Jorge Moragas, jefe de gabinete de Mariano Rajoy, y diciendo que su amigo de infancia «por la limpieza de España es capaz de muchas cosas», es precisamente eso. Todo por la audiencia. Política y comisiones deluxe, que no de lujo.