El futuro de la Unión

Esperando a Merkel

La UE, que nació para impedir que una nueva hegemonía de Alemania pudiera volver a poner en peligro la paz en Europa, anhela ahora su liderazgo

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CRISTINA MANZANO

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Una ola de (renovada) esperanza, incluso de optimismo, parece estar barriendo Europa en las últimas semanas. La inesperada victoria de Macron en las presidenciales francesas, reforzada luego por sus resultados parlamentarios, con su convencido y firme discurso europeísta, están alejando, algo, el fantasma de la agonía europea. Una renovada autoconfianza impulsada también en gran medida por una recuperada unidad de acción y pensamiento sobre el brexit, escenificada en un triunfo parcial en el inicio de las negociaciones frente a un Gobierno inglés debilitado tras los últimos resultados electorales. La profecía autocumplida, al menos temporalmente, de que juntos somos más fuertes, pese a la envergadura de los desafíos.

Después del último Consejo Europeo, que ha visto con curiosidad y expectación la llegada de Macron, ahora todos esperan a Merkel. Porque aunque se da por sentada su victoria en las elecciones alemanas del otoño, cualquier movimiento de avance o de reforma necesario para abordar el futuro de la UE estará, si no paralizado, sí muy ralentizado hasta entonces.

UN ESTADO DE ÁNIMO ENTRE DOS EJES 

Así las cosas, el estado de ánimo europeo se mueve ahora entre dos ejes, que podrían parecer contradictorios: el relanzamiento del eje franco-alemán –el origen de todo esto– y la demanda de que Alemania asuma finalmente el papel de líder europeo; un papel que durante la última década, y pese a una demanda creciente, la propia Alemania ha tratado de esquivar. Es lo que describe con maestría la periodista Pilar Requena en su último libro, La potencia reticente, en el que explica los recelos de Alemania a la hora de ocupar el lugar que su poder económico, político e incluso demográfico le otorgan en el seno de la Unión. Se trata de uno de los poquísimos intentos editoriales de acercar la realidad germana al lector español de un modo riguroso y ameno.

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Paradojas de la historia, el proyecto del que nació la actual UE fue creado para evitar, precisamente, que una nueva hegemonía alemana pudiera volver a poner en peligro la paz de Europa, y con ella del mundo. Hoy, sin embargo, una UE que ha pasado por mejores momentos, con un frente anglosajón en retirada, pide abiertamente a Berlín que asuma el liderazgo.

Pero mientras llega septiembre, ya se van perfilando algunas ideas. Conceptos que unos y otros, sobre todo Macron y Merkel, por una parte, y JunckerMogherini y Draghi, por otra, van dejando caer en intervenciones varias para ir preparando a los suyos, y al resto, de por dónde puede ir el debate, en un juego de declaraciones cruzadas.

Ahí entran las menciones a un posible futuro presupuesto europeo, a la necesaria puesta en marcha de una defensa común, al reforzamiento de las funciones de supervisión de los bancos centrales, a la conveniencia (o no) de frenos a las inversiones extranjeras en sectores estratégicos… Curiosamente, pocas alusiones a un brexit que parece haber quedado en manos –casi exclusivamente– del equipo negociador.

Así se mueve la política europea. Poco a poco. Pero se mueve.