Conciencia de clase pija

Un amigo me explicaba ayer una conversación entre tres estudiantes de Esade. A uno le iba regular cenar en un japonés caro y pagar la marihuana. Expuesta su zozobra, los otros le dijeron: "No te preocupes tanto: el año que viene estarás ganando 60 ks".

Lo que más nos impactaba a ambos, que aún hacemos la conversión a pesetas cuando nos clavan cinco euros por dos cañas, ni siquiera eran esos 60.000 euros anuales que daban por sentados, sino el hecho de que decir esa cifra les diera palo (les resultaba difícil para lo fácil que les sería ganarlos) y la abreviaran.

Tras décadas de decoroso camuflaje y desclasamiento, percibo últimamente una autoafirmación de la condición de pijo. Una especie de orgulloso 'Say it loud, I’m black and I’m proud' de James Brown, pero cambiando "negro" por "pijo". No me refiero a los madrileños herederos bohemios de Juan García Hortelano, cuya profesión era beber ginebra y curar resacas, ni a esa burguesía catalana que disimula dinero y culpa con su "senyora que ens ajuda" y la "barqueta atrotinada a la caseta de l’avi", sino al pijazo como subcultura, cruce de cofrade y hippy, con su polo salmón Ralph Lauren en ciudad y su 'look Saimaza' en costa.

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Todo esto viene al hilo de 'Selfie', la (ácida pero empática) película sobre un hijo de alto cargo corrupto del PP que acaba en los ambientes de Podemos. Su estreno coincide con el anuncio de una gira conjunta de Hombres G y Taburete, el grupo de Willy Bárcenas (hijo de Sé Fuerte, Luis) y Antón Carreño (nieto de Gerardo Díaz Ferrán). Se dice que en sus conciertos se corea "Willy, valiente, tu padre es inocente", ondean banderas de Suiza y se lucen camisetas de Comando PAM (Pijos A Muerte). Supongo que son los que gritaban "Sí se puede" en Génova (la calle, no la cumbre del G8) y los que ven en la peineta del tesorero del PP el gesto más punk desde los Sex Pistols.

Se han apropiado del descaro y de cierta retórica revolucionaria. Y hasta de los mecanismos de la novela picaresca: adiestramiento deformativo, constatación madurativa y aplicación oportunista. Pero no deja de alegrarme que por fin reconozcan que puede existir la conciencia de clase.

Bárcenas Jr. ha afirmado que Extremoduro marcó su adolescencia. Así que espero su versión canallita de 'Pepe Botika', esa canción en la que se listan cárceles españolas (Carabanchel, La Modelo, Herrera de la Mancha), pero con mención especial a Soto del Real. Para verlos corear con la vista empañada y a todo pulmón, sin ironía (si es que pueden), el estribillo: "¿Dónde están mis amigos? Encerrados sin motivo".