Rosa, tras tocar fondo, despega

Me cuesta llamar 'reality' a lo que acaba de estrenar Rosa López en la cadena Ten. Desde luego no es un '<i>show'</i>. Pero un '<i>reality'</i> tampoco. Llamémoslo 'televerité', que se acerca más a lo que nos transmite ese retrato, casi una radiografía de sí misma, sin posturismos ni comedias. «Había tocado fondo. O empezaba de nuevo, o me retiraba de la música (..) Atrás los miedos. Comienzo a vivir. Ya me cansé de tantas tardes sola». Así comenzó Rosa a contarnos dónde se encuentra ahora: a punto de volar, arrancando desde el suelo. Y las alas son su nuevo disco, 'Kairós'. Hemos visto pues a una Rosa renaciendo. Sincera. Entregada. Ilusionada. Animosa. O sea, en fase de despegue. No nos ha explicado en este primer capítulo qué tipo de perdigonada del pasado la hirió. Ni quién, o quienes, apretaron el gatillo. Quizá nos lo cuente en próximas entregas. Pero en este día a día que las cámaras nos muestran hemos intuido alguna cosa. Quizá cuando se encontró con su amiga, y también cantante, Geno Machado, quien recordó: «Nunca hablamos a fondo de aquellos años de '<strong>Operación Triunfo</strong>'. Fue maravilloso pero éramos marionetas. Después del éxito nos metieron en una sala y nos dijeron: tú eres empresa, y tú otra empresa, y tú otra..., y de pronto éramos empresarias sin saber lo que era eso». Efectivamente, eran muy jóvenes. Estaban muy verdes cuando les llegó aquel éxito apoteósico. Advirtió Rosa, con humor, que cuando entró en la 'Academia de O.T.' jamás se había depilado las piernas. «Allí descubrí mis pelos. ¡Eran cómo caños! ¡Parecía Macario!». ¡Ahh! Algún día deberá contarnos Rosa todo lo que descubrió en 'O.T.' Desde aquí le deseo que alcance un alto vuelo. Se lo merece. Además de tener una voz prodigiosa, siempre transmite ese clima, esa sensación, que solo son capaces de irradiar las buenas personas.

EL ADN DE DALÍ .- A la espera de la posible exhumación de los restos de<b> Dalí</b>, su supuesta hija Pilar Abel ha estado en 'Els matins' (TV-3). Es una señora muy humorística y dicharachera. Pero sigue muy encendida contra el escritor Javier Cercas. «Ha escrito de mí que soy lesbiana y que no llevo bragas. Lo de lesbiana no me molesta, pero lo de las bragas no lo tolero. Voy por la calle y ¡todo Figueres me pregunta si las llevo o no las llevo!». ¡Ah! La comprendo. No obstante creo que la señora Abel no debería abrir tantas guerras a la vez. Céntrese en el ADN de Dalí. La batalla de Salamina, con o sin bragas, no es urgente.