El hedor de las cloacas

Los nombres de algunos políticos, policías, fiscales y periodistas aparecen vinculados a la 'Operación Cataluña'

Combo Josep Pujol Ferrusola, Jorge Fernández Díaz y José Villarejo

Combo Josep Pujol Ferrusola, Jorge Fernández Díaz y José Villarejo / periodico

NEUS TOMÀS

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En un Estado de derecho que merezca tal consideración los gobernantes trabajan para garantizar el bien común, los policías se dedican a velar por la seguridad de los ciudadanos, los fiscales a investigar los delitos y los periodistas a informar con veracidad. Cuando alguno de estos principios se conculca, cuando miembros de alguno de estos colectivos olvidan cuál es su obligación, se pervierten las reglas propias de una democracia sana. Habrá quien todavía hoy defienda que la creación de los GAL estaba justificada por la atrocidad del terrorismo etarra. Pero no lo estaba y es un ejemplo evidente de perversión del sistema. El ahora exjuez Baltasar Garzón, instructor de este caso de guerra sucia diseñada por grupos parapoliciales, fue perseguido y diana de todo tipo de difamaciones personales.

Casi tres décadas después, el hedor de las cloacas del Estado vuelve a ser insoportable. Esta vez los nombres de algunos políticos, policías, fiscales y periodistas aparecen vinculados a la 'operación Cataluña', una trama pergeñada para desacreditar a dirigentes independentistas a base de mentiras. El documental ‘Las cloacas de Interior’, dirigido por Jaume Roures, da voz a los que desde dentro han visto qué pasaba y han decidido no callar más y a los que han sido víctimas, desde Garzón a Xavier Trias.

En un Estado de derecho saludable, el ministro del Interior no mantiene conversaciones como las que Jorge Fernández Díaz tuvo con el entonces director de la Oficina Antifrau de Catalunya, Daniel de Alfonso. Y cuando se difunde su contenido, el presidente del Gobierno debe destituir al ministro. Que no lo hiciese solo puede interpretarse de dos maneras: o estaba al corriente de las maniobras de Fernández Díaz o, pese a desconocerlas, a Rajoy le parecieron bien. Cualquiera de las dos opciones es un escándalo. O deberían serlo. Del mismo modo que las asociaciones de prensa tendrían que haber alzado la voz tras descubrirse que informes apócrifos han acabado en portadas inmundas sin mediar comprobación alguna. No fue un error, no fue mala praxis y, por supuesto, no es periodismo. 

Así que los gobernantes, policías, fiscales y periodistas que estén dispuestos a ejercer con dignidad su profesión tienen una ocasión inmejorable para hacerlo. Los gobernantes, dando las explicaciones que hasta ahora se han negado a ofrecer. Empezando por el presidente. Los policías honestos, poniendo en manos de la justicia toda la documentación necesaria para investigar a fondo la 'operación Cataluña'. La Fiscalía General del Estado, dejando de hacer política para dedicarse de una vez a perseguir estas ilegalidades y abriendo una investigación a raíz de todo lo dicho por el comisario <strong>Villarejo</strong> en el programa 'Salvados'. Será la única forma de saber qué era verdad de todo lo que contó. Y los periodistas -¡ay, los periodistas!-, también deberían aplicarse. ¿Cómo? Resistiendo a las presiones, que son muchas, y perdiendo el miedo. ¿Cómo? Una manera sería emitir este documental sobre las cloacas para que los ciudadanos sepan que esto no es solo una historia entre gobernantes, policías, fiscales y periodistas. Esto va de sus derechos.