TEST AL CONSUMO

Los mejores precios del año durante todo el año

Consumimos de forma distinta, pero nos hemos abonado a lo barato en todo tipo de bienes y servicios

Tienda de Barcelona con rebajas de verano.

Tienda de Barcelona con rebajas de verano. / periodico

JOSEP-FRANCESC VALLS

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El índice de Comercio Minorista de diciembre del 2016 se incrementó en un 0,9% respecto al año anterior; el de enero de este año, se quedó al 0,00%; y el de febrero, resultó negativo (-2,9%). Sin embargo, el del pasado noviembre aumentó el 3,9% (INE) ¿Qué ocurrió ese mes para romper la tendencia decadente? Era el momento estelar del Black Friday. Del 57% de españoles que en el 2016 afirmaban que las compras importantes las realizaban durante las rebajas, los días sin IVA o a través de cualquier otra promoción (según una encuesta de Nielssen y Cetelem), una parte cada vez más considerable abandona  los períodos prefijados de las rebajas para engrosar las compras en el lado oscuro de los descuentos permanentes, por cualquier canal, a lo largo de todo el año.

Al botón del importado Black Friday, se le unen el adelanto de las rebajas de invierno a antes de Navidad, o el de las de verano mucho antes de que comience julio.  Al ritmo que vamos, las campañas tradicionales de rebajas, circunscritas a unas semanas en torno a julio y a enero, serán un bello gesto del pasado que desaparecerá para alumbrar los precios baratos durante todo el año.

EL ESTÍMULO DEL PRECIO BARATO

Ante este fenómeno aparecen varias constataciones. La primera que desde la industria y el comercio nos impelen desde hace años a fijarnos en el precio más que en el valor. Tanto en las tiendas presenciales como en internet, el estímulo del precio barato es el motor principal de atracción de las ventas. La segunda que consumimos de forma distinta, pero nos hemos abonado a lo barato. El comprador sabe que puede encontrar precios bajos en cualquier momento no solo de ropa, calzado, complementos y perfumes –productos habituales de las rebajas–, sino de todo tipo de bienes y servicios. Y la tercera que los procesos productivos de la moda y los complementos no contemplan dos o cuatro temporadas, sino que se desarrollan de forma continuada, just-in-time, para abastecer los distintos y voraces canales. 

Cuántos comercios se han dado cuenta con amargura que el crecimiento de las ventas lo han realizado reduciendo los precios y por tanto los márgenes: venden más, pero ganan menos. Y cuánta demanda no satisfecha está apareciendo que busca valor y le ofrecen baratura –una gran oportunidad de negocio–. 

Se percibe una mejora económica, pero no un estado de ánimo muy elevado. Los españoles desean consumir. Ahora bien, se protegen claramente con el ahorro por si acaso. Consecuencia de este estado de ánimo comprador, baja el consumo alimentario de los españoles (-0,7%), porque solamente crece el gasto alimentario un 0,1% como consecuencia de la subida de los precios (+0,8%). Esta tendencia al consumo decreciente se constata también en los deportes, los viajes, los muebles, o las telecomunicaciones. Solo se observa un perfil claro expansivo en  electrodomésticos y tecnología. Se gastará menos en las rebajas (en estas, un -2,5%), pero aunque los cerca de 300 euros gastados de media se diluyan en otros momentos del año, el gasto global no mejorará.