ANÁLISIS

Del optimismo a la acción

Cumbre de la UE en Bruselas, este jueves 22 de junio.

Cumbre de la UE en Bruselas, este jueves 22 de junio. / REUTERS / JOHN THYS

CARLOS CARNICERO URABAYEN

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Los problemas no han desaparecido, pero los líderes populistas que se apoyaban en ellos para destruir su odiada Unión Europea (UE), sí. O, al menos, están de capa caída. Si 2016 fue el año del 'brexit' y Trump, el efecto dominó prometía cobrarse la gran pieza europea en 2017. Pero el xenófobo Wilders no ganó en Holanda y Macron tomó París de forma insólita agitando la bandera azul con las estrellas. Marine Le Pen podría ser historia, aunque los millones que le han votado y otros tantos que lo hubieran hecho en Europa siguen ahí desconfiando de la globalización y su gran reflejo europeo. La Unión no ha terminado con sus males pero ha ganado tiempo para resolverlos.

Se respira en Bruselas un raro optimismo tras años de persistente refugio en el pesimismo y la melancolía. Desde las reiteradas evocaciones a los años 30 del siglo XX a las comparaciones de la categoría política e intelectual de los líderes políticos en relación a sus generaciones anteriores. Tras años enfatizando hasta el flagelo las grietas de una Unión impotente que siempre llegaba tarde a responder a sus múltiples crisis, se asienta ahora la idea entre los ciudadanos de que la Unión no es perfecta pero es la mejor herramienta a su alcance para hacerse paso en este mundo de Trumps, Putins y 'brexit'.

La cumbre de Bruselas debería ser capaz de dar forma a este nuevo optimismo. Es la primera vez que Macron aparece en este foro con su promesa de una “Europa fuerte que proteja”. También es la primera vez que se reúnen los líderes tras el paso de Trump por Europa y la constatación de que la UE ya no puede contar con Washington como gran impulsor externo de su integración. Y también el primer encuentro de líderes desde que Theresa May se pegó un gran tiro en el pie en unas elecciones anticipadas que no necesitaba y estuvo a punto de perder.

UNIDAD EUROPEA

Con las negociaciones del divorcio británico iniciadas bajo una insólita unidad europea, los líderes centran su agenda en la seguridad, un tema en el que los ciudadanos piden más acción a la UE. Tras los atentados de Manchester y Londres, un terrorista trató de causar una matanza en Bruselas un par de días antes de la cumbre. Su maleta explosiva falló, pero no tardarán otros en intentarlo de nuevo. El terrorismo ha pasado a ser un triste paisaje más de las capitales europeas.

La amenaza es idéntica a ambos lados del canal de la Mancha y las medidas antiterroristas que impulsan ahora los europeos (compartiendo más información entre los servicios de seguridad nacionales e involucrando a las grandes compañías de internet para eliminar contenidos propagandísticos) son un recordatorio más del sinsentido del 'brexit'. El Presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ha evocado, citando la famosa canción de John Lennon, un sueño: que los británicos finalmente no salgan. Tienen todavía tiempo para pensarlo, aunque el resto debería estar de acuerdo en volver a abrirles la puerta. Con o sin Reino Unido, la Unión se propone tomar impulso.