EDITORIAL

La universidad y el dominio del inglés

La moratoria en la obligación de tener conocimiento alto de un idioma extranjero al acabar el grado universitario ha de servir para abordar el tema con mayor profundidad y menos improvisación

Pruebas de selectividad en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.

Pruebas de selectividad en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. / periodico

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Solo el hecho de que el Consell Interuniversitari de Catalunya, el organismo asesor de la Generalitat que coordina el sistema universitario, apruebe este jueves una moratoria de cuatro años demuestra que la norma que impulsó el 'conseller' Mas-Colell en el 2014 era tan digna de aplauso como precipitada y de aplicación improbable. La medida establecía que los estudiantes de grado que iniciaran ese año su formación en una universidad catalana deberían acabarlo con un nivel B-2 de lengua extranjera (el equivalente al First Certificate en inglés).

Esta medida pretendía luchar contra la tradición secular, menor en las nuevas generaciones, de desconocimiento de idiomas en la sociedad española. Un problema grave, por sus claros perjuicios para salir al mercado laboral en un mundo tan globalizado, como lo demuestra que España solo supera en la UE a Polonia, Reino Unido y Francia en el dominio de la primera lengua extranjera.

El problema debe intentar atajarse antes, en las etapas académicas previas a la universidad. Tampoco puede quedar la cuestión en manos de cada estudiante, como ha ocurrido estos años ante la falta de medios en las universidades, por lo que supone de discriminatorio para quienes no pueden pagar formación adicional en cursos privados. También hay muchas universidades en las que el idioma está ausente por completo en sus planes de estudios. Cabe esperar, por lo tanto, que la moratoria sirva para abordar la cuestión con mayor profundidad y análisis.