Los 'impeachment' de Donald Trump

El presidente de EEUU está metido en un lío pues en EEUU realmente funciona la división de poderes

Mueller, antes de testificar ante el Comité Judicial del Senado en el 2008.

Mueller, antes de testificar ante el Comité Judicial del Senado en el 2008.

RAMÓN LOBO

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Donald Trump está metido en un lío. Eso le pasa por ser presidente de EEUU, una democracia llena de desigualdades que funciona en lo esencial: la efectiva separación de los tres poderes. Si hubiera nacido en España lo tendría fácil, podría elegir fiscales y jueces al gusto y echar al director del 'The Washington Post', periódico que no para de publicar exclusivas que le dañan. La última informa de que Robert Mueller, fiscal especial del Rusiagate, le está investigando por posible obstrucción a la justicia. Un asunto serio, aunque difícil de probar.

El presidente y sus corifeos centran la línea de defensa en arremeter contra las filtraciones, en un intento de situar el caso en el 'fake news' y en la lucha de los medios liberales contra él. Su éxito no dependerá del aguante de sus votantes que aún le compran el discurso, sino en la pericia de los investigadores. Mueller fue director del FBI durante 10 años. Se le considera un tipo honesto, eficaz e incorruptible.

El tiroteo de Virginia contra varios congresistas republicanos que practicaban beisbol, como el apuñalamiento de dos hombres que defendían unas adolescentes musulmanas a manos de un supremacista blanco, ocurrido en Portland, son señales de un creciente clima de odio. El deber de todo gobernante responsable es mantener los fantasmas y rencores nacionales bajo siete llaves. Trump es el pirómano disfrazado de bombero.

Son varios delitos los que podrían activar el 'impeachment' (proceso de destitución). El principal es el Rusiagate con su pregunta clave: ¿ordenó, participó o supo de la existencia de contactos de sus colaboradores con funcionarios rusos con el fin de perjudicar a Hillary Clinton?

FLYNN INVOCA LA QUINTA ENMIENDA

El FBI de James Comey llevaba un año detrás del asunto. No disponía de pruebas concluyentes, que se sepa, pero sí de suficientes pistas que obligaron al general Michael Flynn a dimitir del puesto de consejero de Seguridad Nacional. Barack Obama y la CIA habían advertido al nuevo presidente contra el nombramiento. ¿Conocía Trump las conexiones de Flynn al situarle en un puesto clave de la Casa Blanca?

El comité de inteligencia del Senado quiere interrogar a Flynn. El general ha tratado de pactar una declaración a cambio de inmunidad. Como no lo ha conseguido ha invocado la Quinta Enmienda para no declarar contra sí mismo. Es el primero que puede acabar en la cárcel.

¿Intentó Trump hacer descarrillar la investigación sobre Flynn, o la más amplia del Rusiagate? Aquí es donde entra el fiscal especial Mueller. Sabemos que Trump destituyó a Comey el 9 de mayo. El exjefe del FBI filtró después a 'The New York Times' unas notas de un encuentro en el despacho oval en el que Trump le pidió que se olvidara de Flynn. Parece que existen peticiones similares a Dan Coats, actual director Nacional de Inteligencia y a Mike Rodgers, jefe de la NSA. Trump les reclamó una declaración en la que se dijera que no hubo coordinación alguna de su campaña con Rusia. Ambos se negaron y ambos están dispuestos a colaborar con Mueller.

¿QUÉ SABE FLYNN?

¿Qué sabe Flynn para que el presidente haya corrido este riesgo? ¿Es consciente de que usar su poder para bloquear conscientemente una investigación federal es un delito y materia de impeachment? Las investigaciones del caso Watergate duraron algo más de dos años y esto acaba de comenzar.

Hace unos días Trump lanzó a un amigo para que dijera en los medios que el presidente estaba considerando despedir a Mueller. Era un globo sonda. Ahora ya sabe que esto sería su puntilla. Tampoco está claro que lo pueda hacer. Solo le puede destituir quién lo nombró o el Congreso.

La Fiscalía General del Estado es una institución independiente, no forma parte del Ejecutivo. Es como la Reserva Federal o el FBI. El presidente nombra al fiscal general que debe pasar el examen del Senado. Trump eligió a Jeff Sessions, un senador muy a la derecha, que estuvo en su equipo de campaña. El Rusiagate también salpica a Sessions. Negó haberse reunido con rusos o lobistas rusos antes de las elecciones, algo que no es cierto. Para salvar el puesto se recusó a sí mismo del caso. Esto enfureció a Trump porque quedaba expuesto.

El vicefiscal general, Rod Rosenstein, es un funcionario con una dilatada carrera, otro tipo honesto. En los asuntos relacionados con Rusiagate ejerce de fiscal general en funciones. Suya fue la decisión de nombrar a Mueller. El presidente lo supo cuando la orden estuvo firmada e informado el comité de inteligencia. Trump fue informado diez minutos antes que la prensa.

No hagan comparaciones, salimos perdiendo. Uno de los pilares de una democracia sana es que nadie está por encima de la ley. Ni siquiera el presidente o el rey.