Si no lo arreglan, será un sábado vulgar

Trata TVE-1 de sacudirse de encima el infame recuerdo de aquellos 'shows' horripilantes que le compraba a José Luis Moreno. Por eso ahora ha cambiado de proveedor y le ha encargado a la productora Veralia que le construya un programa de variedades. Se llama '<i>No es un sábado cualquiera'</i>. Ya lo han estrenado. Es un empedrado de coreografías y cantantes, de 'sketches' humorísticos, de minientrevistas, de muñequitos que recuerdan los guiñoles, de concursitos sobre la marcha..., y con este gran despliegue pretenden impresionarnos. Pero en su primera entrega han cosechado un 6,2% de cuota de pantalla. O sea, tierra trágame. Hombre, intentemos ser ecuánimes. No es este 'show' una copia de aquellos que el terrorífico ventrílocuo nos propinaba. Es otra cosa. Aspira a ser un espectáculo con dignidad. El problema es la aglomeración de material. A veces un exceso de ingredientes en la olla, en lugar de hacer el cocido más sabroso, lo acaban estropeando. Hay que resaltar la labor del conductor, Fernando Gil. Como presentador de 'shows' es un novato, pero tiene tras de sí una notable carrera como actor. En el Centro Dramático Nacional ha interpretado a Buero Vallejo, a Lope, a Dürrenmatt... Advierte la Wikipedia que llegó incuso a hacer un 'Enrique VIII' en la catedral shakespeariana The Globe Theatre. O sea, Gil demuestra poseer una virtuosa trayectoria y un fino paladar. El problema de estos intérpretes es que luego van a la tele y aceptan bajar el listón una barbaridad. Incomprensiblemente, se rebajan. Recuerdo que en el 2015 aceptó un papel -un papelón- en aquel bodrio de telecomedia, estúpida y chabacana, que se llamaba '<i>Anclados'</i>. T-5 tuvo que retirarla por expresa recomendación de la OMS. ¡Ah! Nunca he comprendido por qué actores y actrices excelentes, cuando aterrizan en la tele reniegan del control de calidad. Gil debería exigir que este 'show' que presenta ahora fuese repensado. Reestructurado. Por la cuenta que le trae.

ESPAÑOL Y FAMOSO.- Viajaba <b>Jesús Calleja</b> (Cuatro) con el torero <b>Cayetano Rivera</b> por la Patagonia chilena, y en un remoto asentamiento preguntó al escaso vecindario: «Este señor es muy famoso en España. ¿Saben por qué?». «¿Por actor de telenovela? (...) ¿Por cantante?» contestaron. Al final uno exclamó: «Ya lo tengo. ¡Por delincuente!». ¡Ahh! Hasta en la Patagonia saben que en España, fama y corrupción, pueden ser complementarias.