Una despedida histórica

¡Muchas gracias, Raimon!

El artista que se acaba de retirar de la escena es el mejor y más grande cantautor catalán de todos los tiempos

Concierto de despedida del cantautor Raimon, anoche en el Palau de la Música de Barcelona.

Concierto de despedida del cantautor Raimon, anoche en el Palau de la Música de Barcelona.

JORDI GARCÍA-SOLER

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Nunca me cansaré de decirlo: Raimon es el mejor y más grande cantautor catalán de todos los tiempos. Lo digo después de haber seguido toda su carrera artística, de haber escuchado muchas veces sus canciones, de haber asistido a muchos recitales suyos --por toda Catalunya, en Valencia y en Mallorca, en el resto de España y también en Francia, Italia y Alemania--, y de haber tenido el placer de presenciar dos de sus conciertos de despedida en el Palau de la Música. Una docena de recitales sobrios y austeros, sin concesiones y que pusieron de manifiesto que ha alcanzado su objetivo de finire in bellezza, con una gran demostración de calidad y potencia vocal, de fuerza interpretativa y de capacidad expresiva y comunicativa.

ANNALISA, UNA PIEZA ESENCIAL

Con infinidad de saludados, muchos conocidos y pocos, muy pocos, amigos, Raimon ha sido siempre un hombre solitario y solidario, que desde hace más de medio siglo ha vivido su soledad compartida con su mujer, Annalisa Corti, sin cuya existencia no podemos comprender buena parte de la obra raimoniana, y no solo sus tan bellas y emotivas canciones de amor. Juntos han hecho realidad ese "vull viure el temps ben acordat amb tu" que Raimon ha cantado tantas veces a Annalisa, pieza esencial en la vida profesional del cantante.

UNA OBRA DENSA, RIGUROSA E INTENSA

Manuel Sacristán dijo que la obra de Raimon era "como una especie de autobiografía colectiva". Lo ha sido y lo será para su generación, pero también para alguna generación anterior y sobre todo para varias generaciones posteriores. Aquella "alteración emocional" de la que hablaba Lluís Permanyer en la crítica del primer disco de Raimon ha tenido continuidad durante casi 55 años de actividad pública. Aquel Raimon definido en sus inicios como "la voz de un pueblo" se convirtió en "la conciencia crítica de la Transición", en palabras de Jordi Amat. Sin embargo, su obra completa va mucho más allá: es una obra relativamente escasa en cuanto al número de canciones --si no estoy equivocado, 155 en casi 60 años, desde el lejano 1959 en que compuso <em>Al vent</em>--, pero sobre todo es una obra densa, rigurosa e intensa, de una elaboración minuciosa, de destilación musical y poética lenta, con una gran variedad estilística y temática.

CANCIONES VIGENTES PARA SIEMPRE

Se equivocaron quienes quisieron encerrar a Raimon en un inexistente Museo de la Resistencia Antifranquista y se equivocan los que no quieren entender lo que Raimon les dijo: "Yo no soy de los míos cuando los míos quieren que sea como ellos quisieran y no como saben que soy".

Todas las canciones de Raimon siguen siendo plenamente vigentes y lo serán siempre. Esto hace de Raimon un clásico; lo es desde hace mucho tiempo: un clasicismo tan arraigado en un territorio como abierto a todo el mundo y tan ligado a hechos concretos como capaz de hacer que lo que puede parecer anécdota se convierta en categoría.

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Desde sus primitivos "gritos metafísicos", como los calificó Joan Fuster, y que eran la expresión vital del existencialismo camusiano de El hombre rebelde, hasta sus últimas reflexiones basadas en una introspección lúcida y serena y a menudo arraigadas en el paisaje, pasando por su más famosa producción de canciones de un contenido cívico, político y social explícito en defensa de las clases subalternas, sus menos conocidas y tan deliciosas canciones de amor y sus recreaciones musicales de poetas catalanes contemporáneos --sobre todo Salvador Espriu--, y de algunos de los grandes clásicos de nuestra literatura medieval, especialmente Ausiàs March pero también muchos otros.

NOS QUEDA TODA SU OBRA

Casi toda la obra de Raimon ya estaba prefigurada en aquel disco que le hizo famoso en 1963, con aquel Se'n va anar con el que ganó el Festival de la Canción Mediterránea y con el Ahir --un título impuesto por la censura franquista para autorizar la edición de Diguem no--, con Disset anys y con Cançó del capvespre, su primera musicación de un poema de Espriu.

Desde entonces han pasado muchos años y Raimonaunque <strong>Espinàs </strong>lo haya calificado de "no retirable", ha decidido dejar definitivamente de cantar en público. Seremos muchos los que echaremos de menos sus recitales. Por suerte, sin embargo, nos queda toda su obra. La obra de un gran clásico que nos ha acompañado y nos seguirá acompañando siempre. Por toda su obra, por su largo y tenaz testimonio y ejemplo cívico, cultural, social y ético, ¡muchas gracias, Raimon! ¡Y muchas gracias, Annalisa!