Referéndum: ¿rápido o lejos?

El 'no' de los 'comuns' y los agentes sociales al referéndum unilateral priva al independentismo de la transversalidad que sí concita una consulta pactada

ENRIC HERNÀNDEZ

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La aceleración del proceso soberanista ha actualizado un viejo proverbio: “Si quieres ir rápido, camina solo; si quieres llegar lejos, camina acompañado." Hasta la CUP, que convirtió esta máxima en espot electoral --"Iban lentos porque iban lejos"--  parece haberlo olvidado. Sea en pos de la meta soñada o huyendo del fantasma del cisma, el independentismo pisa el acelerador, a riesgo de avanzar cada vez más en solitario.

Cuando EL PERIÓDICO resumió una encuesta del GESOP con el enunciado "El referéndum unilateral divide a los catalanes", la ocurrencia soberanista fue dar la vuelta a aquel titular: "El referéndum une a los catalanes." Ambas afirmaciones, en efecto, eran ciertas. Según el sondeo, más del 80% de los catalanes desean que este conflicto se zanje mediante algún tipo de referéndum, pero luego discrepan acerca del cómo: el 49,8% opina que debe celebrarse en cualquier caso; el 35%, solo si media un acuerdo con el Estado; y un 14% lo rechaza de plano. La unilateralidad, pues, parte por la mitad a los catalanes. 

ESCARAMUZA SIN GARANTÍAS

Esa división social emerge ahora en el seno del <strong>Pacte Nacional pel Referèndum</strong>, celada que el Govern tendió para atrapar a los 'comuns' y a los agentes y entidades sociales en la transversalidad del referéndum acordado, pero sobre todo en la confianza de poder retenerlos cuando se organizara de forma unilateral. La cumbre convocada este martes, justamente a petición del partido de Ada Colau, evidenciará el certero diagnóstico de la citada encuesta: una consulta pactada con el Estado, efectiva y vinculante, aúna a la inmensa mayoría de la sociedad catalana, pero una escaramuza sin garantías democráticas y de imprevisibles consecuencias solo seduce a quienes, con urnas o sin ellas, ya han decidido proclamar la independencia.

Aunque el Pacte Nacional sobreviva a este envite --tal es la voluntad de los firmantes--, no prestará su legitimidad a Junts pel Sí y la CUP para desplegar su hoja de ruta rupturista, que defiende con idéntico desparpajo la 'desconexión exprés', el referéndum de parte y la declaración unilateral de independencia. Rápido irán, pero no muy lejos.