Encajar

¿Qué pensaría el lector del Elíseo cuando estrechó la mano rugosa del rinoceronte?

Trump y Macron se miran durante el estrecho apretón de manos que han protagonizado, el jueves en Bruselas.

Trump y Macron se miran durante el estrecho apretón de manos que han protagonizado, el jueves en Bruselas. / JS/

JOSEP MARIA FONALLERAS

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En una entrega reciente del programa 'Last Week Tonight', John Oliver aseguraba que Donald Trump solo es capaz de leer informes de una página, con gráficos y dibujos, y que se fija mucho más si su nombre se menciona en medio de la documentación. Si no, pierde el interés. El mismo presidente dijo que no leía nunca porque tenía cosas más importantes que hacer. Tales como encajar de manera ostentosa con los líderes europeos. Esto es lo que ocurrió en la cumbre de Bruselas. Macron le devuelve el saludo y lo hace con una firmeza muscular comparable al gesto exagerado del americano. Acostumbrado a las formas parisinas, el apretón de Trump debió parecerle como dar la mano a un rinoceronte. Pero Macron aguantó la embestida del personaje que firmó en el libro de honor del Memorial del Holocausto con una dedicatoria que podría triunfar en una convención de jugadores de bolos de Ohio.

Macron ha sido, con este gesto, el bastión de la inteligencia contra la fuerza bruta. El presidente francés lee a Céline, Mauriac y, sobre todo, a Baudelaire, su favorito: "'Las flores del mal' es un breviario del mundo y del alma". Y también a Hegel, Bernanos, Camus y, por supuesto, a Paul Ricoeur. Y ha nombrado a una editora, la de Actes Sud, ministra de Cultura. "La cultura", dijo Fraçoise Nyssen, "es un manantial de riqueza inagotable, incluso en la noche más negra". ¿Qué pensaría el lector del Elíseo cuando estrechó la mano rugosa del rinoceronte?