El mejor momento

Rajoy es un político que va a su aire, andando rápido por su propia realidad, sin que nada le turbe

Mariano Rajoy

Mariano Rajoy / periodico

CRISTINA PARDO

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Mariano Rajoy ha dicho esta semana, en una entrevista para la revista 'Tiempo', lo siguiente: "Estoy en el mejor momento de mi vida". Estas declaraciones las ilustra la publicación con una imagen del Presidente del Gobierno apoyando el pie en algo que no se ve, porque aparece como superpuesto ante un gigantesco manto marrón, trasladando la imagen de un señor que levita. Para algunos tuiteros ocurrentes, parecería que le han pillado en los jardines de La Moncloa bailando el 'Gangnam style'. Que Rajoy diga que este es su mejor momento indica hasta qué punto es un político que va a su aire, andando rápido por su propia realidad, sin que nada le turbe. A nadie se le escapa que son varios los frentes que tiene abiertos y, desde luego, no parecen cosa menor.

Tiene ante sí, y en plena efervescencia, probablemente el mayor reto político de los últimos tiempos: la amenaza de referéndum unilateral por parte de los independentistas catalanes. Rajoy dice estar en su mejor momento, mientras los demás contemplamos con estupefacción cómo simultáneamente él mismo define lo que está ocurriendo como "golpe de Estado" y el Gobierno nos anuncia que estará de guardia en agosto, por lo que pueda pasar.

Rajoy está en su mejor momento cuando se enfrenta a una moción de censura. No va a salir adelante, pero es un elemento desestabilizador y un recordatorio de su precaria situación parlamentaria. Con la pereza que da tener que pactarlo todo, ¿verdad? Además, la moción llega en un momento en el que el presidente del Gobierno no se habla con el nuevo líder de la oposición. Rajoy es el único que no ha felicitado a Pedro Sánchez, tras su reelección como secretario general del PSOE. Con ese gesto de desdén, pretende mostrar el escaso respeto político, y la verdad es que también personal, que él le despierta. "Están ustedes más en el protocolo que en la sustancia", se lamentaba el portavoz del Gobierno. No, hombre. Es que si no somos capaces de respetar el protocolo, parece difícil desbloquear la sustancia. Ahora mismo ya no están de acuerdo ni en qué es Catalunya. Socorro.

Y finalmente, Rajoy dice encontrarse en su mejor momento cuando el PP de Madrid, el cogollo de su formación política, hace aguas golpeado por la corrupción. Vamos a dimisión, imputación o arresto por semana. Pero bueno, oye, a quién le importa. El presidente del Gobierno está tan pancho, como si no fuera con él. Solo tiene en el horizonte media decena de acusaciones de financiación ilegal y una cita en el juzgado por el 'caso Gürtel'. Él dice estar tranquilo, mientras unos y otros compañeros del partido se acusan de disparar fuego amigo, para escándalo de cualquiera con eso que le gusta tanto a Rajoy: sentido común. Sus declaraciones presumiendo de estar en el mejor momento solo se entienden si lo que pretende es que sus potenciales sucesores dejen de enredar. Que yo creo que es imposible. Esta actitud del líder del PP es habitual, lo sabemos. Pero no deja de ser tremendamente desconcertante.