EL ANFITEATRO

Un Schiele místico y franciscano

El Museo Albertina de Viena presenta una nueva visión del artista expresionista

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ROSA MASSAGUÉ

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Como no podía ser de otro modo, Viena es la ciudad que acumula el mayor número de obras del pintor expresionista Egon Schiele (1890-1918). El museo Leopold alberga la colección más grande que hay en el mundo de pinturas del artista. Y el museo Albertina, la de dibujos, gouaches y acuarelas. Para el artista su obra gráfica no era menor, estaba a la misma altura que la realizada sobre tela. Y para los expertos es incluso muy superior. La fragilidad del soporte, el papel, hace que sea poco conveniente su exposición pública de forma prolongada. Más o menos cada quinquenio el museo exhibe una parte. La última gran exposición en dicho centro fue en el 2005. En el 2012, cerca de un centenar de obras viajaron al museo Guggenheim de Bilbao. Ahora el Albertina exhibe 160 joyas de su fondo gráfico del artista y nos descubre un Schiele insólito.

El cuerpo desnudo es el tema que el artista frecuentó asiduamente. Sus cuerpos demacrados, esqueléticos, tristes, son la otra cara de la medalla de una estética de la belleza que tenía en Gustav Klimt, el otro gran artista de la época, su máximo modelo. La estética de la fealdad que propone Schiele es la crítica descarnada a una sociedad deshumanizada e hipócrita, y una reflexión sobre la soledad y el desamparo del individuo. Es la misma crítica que años después y de forma también brutal hacen en literatura autores austriacos como Thomas Bernhard o Elfriede Jelinek.  

Siempre inquietantes son los desnudos de niños y adolescentes en un mundo que ha visto cambiar las percepciones sociales desde entonces. Según explica en una visita guiada Christof Metzger, director del departamento de arte gráfico del museo, uno de los objetivos de la exposición es el de plantear cómo interpretamos hoy el desnudo: "¿Sexismo, pornografía?"

Schiele pintaba y dibujada en un momento en que el sexo se había convertido en materia de estudio científico. En Viena estaba Sigmund Freud, pero también Otto Weiniger, autor de 'Sexo y carácter', una obra vista hoy como extremadamente misógina, que tuvo un gran impacto en aquellos años y en la que el autor otorgaba a la mujer un papel estrictamente sexual en contraposición al genio y a la capacidad de desarrollar el pensamiento abstracto que atribuye al hombre. Mientras en los niños y adolescentes masculinos que Schiele dibujaba no hay erotismo, en el cuerpo femenino, tanto de adolescentes como de adultas, hay una carga sexual que interpela directamente al espectador con la mirada.

SANTIDAD // Sin embargo, Schiele escribió: "Incluso la obra de arte más erótica tiene santidad". Y así la exposición muestra otra visión del artista y de su obra, una visión nueva a la que contribuyó en primer lugar la doctora en Filosofía por la Universidad de Sevilla Carla Carmona Escalera en un trabajo dado a conocer en el 2010. Dicha visión demuestra, en palabras del histórico del Arte Johann Thomas Ambrózy, que el artista no es solo el inquietante pintor de la soledad existencial, sino también "el defensor de una ética elevada y de una apasionada espiritualidad".  

En 1911, Schiele planeó un ciclo sobre Francisco y Clara de Asís. Tres obras realizadas en abril del año siguiente, 'Conversión', 'Caricia' y 'Agonía' son las primeras dedicadas al santo de quien admiraba su pobreza voluntaria en contraposición al poder material de la Iglesia. Encontró inspiración y un modelo vital en el amor de Francisco por la naturaleza, en su espontaneidad, su amor a la libertad y su desprecio por el dinero. El artista se habría identificado con los ideales ascéticos del 'poverello' de Asís. Varias obras de 1913, .entre ellas varios autorretratos, reflejan con su fuerte trazo expresionista esta concepción del hombre en su vertiente más espiritual.

Schiele murió víctima de la gripe española el 31 de octubre de 1918, el día en que oficialmente el imperio austro-húngaro dejaba de existir. Según su cuñada, sus últimas palabras fueron: "La guerra se ha acabado. Debo irme". El artista se fue a los 28 años, tres días después de la muerte de su esposa embarazada de seis meses. Dejó un legado de 330 pinturas y más de 2.500 dibujos sin contar sus cuadernos de apuntes, una obra ingente para una vida tan corta, una obra que, un siglo después, sigue suscitando admiración, pero también inquietud. Y, con la nueva mirada descubierta en esta exposición, espiritualidad.

La exposición permanece abierta hasta el 18 de junio.