Peccata minuta

Veinticinco

Los ingenieros de los sentimientos colectivos han orquestado, tejiendo una tupida telaraña entre las emisiones de mayor audiencia, una desproporcionada euforia con el gol de Tintín Koeman

JOAN OLLÉ

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Sostengo entre mis dedos una moneda de 25 pesetas, 'Sevilla 92. 25 pesetas', decorada con un ideal perfil de la Giralda, como si en aquel entonces todo fuese futuro y concordia entre España y morería. En el envés, la silueta de Juan Carlos I. ¿Se acuerdan? También ese año la Real Casa y Fábrica Nacional de Moneda y Timbre acuñó una moneda de cinco antiguos pavos para metalizar los JJOO de Barcelona. ¡'À la ville de Maragalllllll'!

Jaime Gil de Biedma, ilustrado 'botifler' a quien estos días se recuerda en el Teatre Lliure de Gràcia, se quedó escaso en su muy repetida frase «ahora que de todo hace ya 20 años», ya que los 20 años de Gil y de Serrat carecen de suficiente entidad ante la mayor contundencia de unas bodas de plata (de las que caga la gata).

Uno, que se obstina en vigilar a los medios de comunicación públicos catalanes –porque los paga–, anda alucinado ante las celebraciones en los que se basan y entretejen los cómplices programas radiofónicos y televisivos de nuestra aldea. ¿Han advertido ustedes cómo se ha aplicado la  Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals, alias Corpo, a través de sus tentáculos, a considerar como una efeméride de primerísimo orden que hace dos décadas y media unas tales Teresines apareciesen en la tele de Pujol, como si fuesen la caja negra del alma catalana?

Ahora, ya extinguido el eco de las 'tietes' pujolistas, y tal vez para sisar tiempo informativo a los más oscuros sucesos de nuestra realidad, nuestros medios se han inventado la hipercelebración a bombo y platillo con 'folre i manilles' de uno de nuestros máximos Episodios Nacionales: el decisivo gol de Tintín Koeman en la prórroga de Wembley del 92  en la prórroga de Wembley del 92 ante el Sampdoria de Génova, equivocada ciudad natal del marino catalán Cristòfol Colom. Los ingenieros de los sentimientos colectivos han orquestado, tejiendo una tupida telaraña entre las emisiones de mayor audiencia, una desproporcionada euforia inducida para este sábado como antibiótico preventivo de una muy plausible derrota ante Cristiano y los suyos. ¿Una segunda remontada, a la canaria, en el último segundo de la prórroga? ¡Eso ya sería la pera, la repera, la hostia, el atajo a la soberanía, al cielo, a la gloria! Cruyff no lo entendería.

LA MUJER DE ROJO

P.S: Disculpen si he empezado por Sevilla y su Expo para desviarme hacia Wembley: no consigo borrar de mis pesadillas a la sevillanísima Susana Díaz en su debate contra ella misma, la mujer de rojo, mirando firmemente a cámara, orgullosa de su condición de hija predilecta de los ERE. Ojalá este verano, cuando recordemos los Juegos de Barcelona –en los que parece ser que no se desviaron ni 25 pesetas– no sean presididos por la nostalgia, sino como modelo a recuperar.