Peccata minuta

La madre que los parió

No puedo imaginar un partido que pretenda inaugurar una nueva Catalunya sin antes abominar pública y contundentemente del legado ('deixa') moral de Pujol y los suyos

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JOAN OLLÉ

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Cuando a mediados de los 80 los coristas de aquella vistosa zarzuela llamada Banca Catalana prorrumpieron a cánticos bajo el balcón del Hotel Majestic con el pícaro y tautológico «Això és una dona!» dedicado a Marta Ferrusola i Lladós,  difícilmente podían sospechar que detrás de aquella madre de familia numerosa, mezcla de loba romana y girl-scout,  se escondía la superiora del Convento Convergente CDC (Corrupció de Catalunya). Como la virgen María, tal vez asistida por los contactos celestiales de 'mossèn Tronxo',  Marta logró ser monja y madre a la vez. O madre y luego monja. Y, como a María, también ahora quieren crucificarle al  primogénito por unas  tristes monedas de plata. Perdónales, padre…

Aunque también Marta pudiera ser Elena, no de Troya pero sí rumana, como la esposa de Puigdemont, y tramudarse en pajarraco de mirada beckettiana que planta cara al  tribunal popular que les condena a muerte a ella y al conducator Pujol. '¡Això és una vergonya!' Delante de cada gran mujer hay un médico bajito, ¿verdad, lady Macbeth?

Me sabe muy mal lo mal que deben estar pasándolo las proto-convergentes Teresines de La Cubana, a quienes TV-3 esta semana ha dedicado muchísima más atención en su 25 aniversario que a los 75 del nacimiento de Terenci Moix, por ejemplo. Y eso que Terenci, a pesar de acabar siendo un vendido a Madrid,  escribía mucho mejor que sor Marta: siete faltas en un texto de apenas cuatro líneas no es de recibo en un país que presume de proteger su lengua como su más precioso legado ('deixa', en catalán).

Me parece de mala cristiana bromear con 'misals' (sic), 'mosens' (sic II) y 'capella' (sic III) –¡ay, los acentos!– convirtiendo a la Iglesia a la que acude cada domingo en simpático cómplice de sus fechorías. No tomarás el nombre de Dios ni de la Banca Catalano-Vaticana-Andorrana en vano, ¿verdad, madre Marta?

MOÑO Y FALDA PLISADA

Lo dicho: siento mucha tristeza por las Teresines, y por Núria Feliu, y por Lloll Bertran… y por tanta buena gente que sintonizó con la campechana mujer de moño y falda plisada para quien toda Catalunya era una prolongación de su maternidad. ¿Por lo que me queda en el convento me cago dentro? No, aquel 14 de diciembre de 1995 cuando sor Marta escribió su carta pastoral a los banqueros de Les Valls aún le quedaban muchos años de clausura. Muy probablemente, por su probado amor a Catalunya y a su familia, la madre superiora nunca rompió el voto de castidad, pero mucho los de pobreza y decencia. 

De la misma manera que algunos consideran al PP como hijo putativo de Franco, no puedo imaginar un partido (CDC, PDECat o como quieran llamarse) que pretenda inaugurar una nueva Catalunya sin antes abominar pública y contundentemente del legado ('deixa') moral de Pujol y los suyos.