La mano tendida a Kim Jong-un

Moon Jae in, el nuevo presidente de Corea del Sur.

Moon Jae in, el nuevo presidente de Corea del Sur. / periodico

GEORGINA HIGUERAS

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En su primer discurso como presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in ha tendido la mano a su homólogo del Norte, Kim Jong-un, al afirmar que está dispuesto a viajar a Piongyan y que hará todo lo que pueda por preservar “la paz en el península”, que atraviesa uno de sus periodos más tensos tras las dos pruebas nucleares realizadas por el régimen norcoreano el año pasado y la amenaza de otra inminente.

La rama de olivo tendida a Piongyan puede aliviar el enrarecido ambiente de la zona, con Japón considerando “intolerables” los escarceos atómicos y los ensayos de misiles balísticos de Corea del Norte, y EEUU, enseñando músculo con el envío de un portaaviones a aguas cercanas.

El liberal Moon se ha declarado dispuesto a iniciar de inmediato negociaciones con EEUU, Japón y China para alcanzar un pacto sobre el controvertido despliegue del sistema antimisiles THAAD, que ha envenenado las relaciones con Pekín. Durante la campaña electoral, indicó que era necesario estudiar las ventajas e inconvenientes del sistema y criticó que se precipitara su instalación el mes pasado, con el gobierno en funciones. Su predecesora, la conservadora Park Geun-hye, está en la cárcel por el escándalo de corrupción que motivó su juicio político y destitución por el Tribunal Constitucional.

PEKIN ORDENA SANCIONES CONTRA COREA

En protesta por el THAAD, cuyos radares, según China, vulneran la seguridad y defensa del país, Pekín ha ordenado una batería de sanciones contra Corea del Sur, que pueden suponer un duro golpe para su economía. También es urgente decidir sobre el despliegue porque Donald Trump ha dicho que Seúl tiene que pagar la factura: 1.100 millones de dólares.

Hijo de un refugiado norcoreano y exabogado de Derechos Humanos, Moon sigue la política de distensión de su mentor, el presidente Roh Moo-hyun, quien durante su mandato (2003-2008) defendió el acercamiento al Norte y la reunificación de la península. Roh se entrevistó en 2007 con Kim Jong-il, padre y predecesor del actual dirigente, pero la aproximación entre Seúl y Piongyang se congeló con la llegada al poder en Seúl de los conservadores y el grave derrame cerebral sufrido por el llamado Querido Líder, en agosto de 2008.

Moon se comprometió a impulsar la economía de uno de los países más dinámicos del mundo, cuyo desarrollo en torno a los chaebol, los grandes conglomerados industriales familiares presenta graves síntomas de agotamiento. La connivencia entre políticos y empresarios ha convertido los chaebol –como Samsung, cuyo heredero está en la cárcel-- en la principal fuente de corrupción del país, mientras la sociedad se muestra cada día más crítica con esta práctica.

MANOS A LA OBRA

Moon, de 64 años, no ha tardado ni un día en ponerse manos a la obra. Tras su rotunda victoria electoral del martes, el miércoles, poco después de asumir la jefatura del Estado y dirigirse a la Asamblea Nacional (Parlamento), ha nombrado a los dos cargos en que sea apoyará para llevar adelante su política: Lee Nak-yon, como primer ministro, y Suh Hoon, el hombre que preparó las dos cumbres intercoreanas, como jefe del Servicio de Inteligencia Nacional.

Para evitar las críticas de la oposición, Moon ha dicho que viajará a Piongyan “si se dan las circunstancias”. Kim Jong-un tendrá ahora que crearlas.