No estamos tan mal

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ALBERT SÁEZ

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Las ramas de los resultados relativos demasiadas veces no nos dejan ver el bosque de la realidad. Emmanuel Macron ha doblado en votos a Marine Le Pen: 20,8 millones frente a 10,6. Y más que doblado su propio resultado de la primera vuelta al sumar 12,2 millones de votos frente a los 3 millones que ha ganado Le Pen. Vaya que de cada cuatro votantes que han abandonado a su primera opción y no se han abstenido, tres han ido a Macron y uno a Le Pen. Ciertamente, el cordón sanitario no ha sido tan estricto como ocurrió con el padre de la candidata fascista. Pero también es verdad que entonces Francia no salía de una crisis tan aguda como la actual, la UE no estaba tan desprestigiada como ahora y nunca antes hubo ni 'brexit' ni amenaza de 'grexit'. Los resultados de Le Pen pueden dar miedo, se puede ver el vaso medio lleno, pero lo cierto es que tenía todos los elementos a favor. Para ella era ahora o nunca. Y ha sido nunca, aunque por ello no se puede bajar la guardia. Nunca más tendrá una crisis tan intensa ni unos adversarios tan débiles: los partidos tradicionales en caída libre y los emergentes en formación. A Marine Le Pen se le pasó el arroz.

Europa lleva diversas buenas noticias encadenadas: la derrota de la ultraderecha en las elecciones holandesas, la recuperación del bipartidismo en Alemania en detrimento de los neonazis, la renovación del acuerdo financiero con Grecia, la vuelta de Renzi, la firmeza de los jefes de Estado en las negociaciones del 'brexit', etc. Si en otoño se confirman las buenas perspectivas alemanas será mínimamente viable retomar el proyecto europeo, ahora con la idea de la diversas velocidades y sin dos de los fantasmas que han paralizado la unión en la última década: la salida de Gran Bretaña (que se ha producido) y la marcha atrás del euro (que no se ha producido). Como afirma Macron, hay mucho a reformar: más democracia y más transparencia. Pero lo que empieza a ser evidente para los electores es que las cosas aún son peores fuera de la UE. El populismo vendre euros a cuatro pesetas pero no sabe cómo hacer realidad su sueño de manera que se convierte en pesadilla.