Resistir es vencer

Carme Forcadell y Anna Simó.

Carme Forcadell y Anna Simó. / periodico

ROGER PALÀ

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La frase 'resistir es vencer' se la han aplicado históricamente movimientos de lucha y resistencia de todo el mundo. "Resistir es vencer" es, también, la máxima que deberá aplicarse durante los próximos tiempos el independentismo, ante lo que será una dura ofensiva judicial del Estado que podría alargarse durante años. La presión judicial no es una anécdota. Puede tener éxito. El Estado español lo sabe. Por este motivo, el Gobierno de Rajoy, sintiéndose fuerte, ha decidido apretar el acelerador y poner toda la carne en el asador. Primero Mas. Ahora Forcadell. Mañana ... ¿Quién sabe?

En el mundo soberanista hay quien cree, con un punto de inocencia, que el incremento de la presión judicial puede resultar positivo para los intereses del independentismo. Que una espiral de acción-reacción facilitará escenarios de ruptura y que no hay que preocuparse porque, al fin y al cabo, la nueva República catalana se materializará en breve. Es cierto que la movilización soberanista durante los últimos años ha sido excepcional, y, a estas alturas, no se debe menospreciar ningún escenario. Pero la estrategia incorpora riesgos. Hay que medir las propias fuerzas y las del adversario.

A la hora de analizar posibles escenarios, habría que tener muy presente el ejemplo vasco, donde las inhabilitaciones e ilegalizaciones han estado a la orden del día. Algo parece desprenderse de este ejemplo: una inhabilitación o una ilegalización puede servir para galvanizar los afines en un cierto momento, pero sostener la movilización en el tiempo resulta complejo. El presidente del Parlamento de Euskadi, Juan Mari Atutxa, fue inhabilitado por el Tribunal Supremo por no haber disuelto el grupo parlamentario Sozialista Abertzaleak. ¿Quién se acuerda hoy de Atutxa?

¿LEY DE PARTIDOS EN CATALUNYA?

La nefasta ley de partidos fue clave a la hora de desbancar el bloque soberanista del Gobierno vasco y de hacer caer al sector independentista del PNV. Si la izquierda aberzale ha podido superar la espiral de ilegalizaciones ha sido por una extraordinaria capacidad de resistencia. Sin embargo, el precio que ha pagado ha sido alto, empezando por el hecho de que Arnaldo Otegi, su principal activo, está fuera de circulación hasta en 2021.

Por todo ello, si el independentismo quiere sacar adelante programas de ruptura democrática, debe mentalizarse de que muy probablemente deberá asumir un periodo de embates judiciales que será largo y costoso. Podría darse en Catalunya la ilegalización de algún partido? La CUP sería el eslabón más débil en este sentido. El Estado español y su aparato judicial y policial no son una broma ni se pueden caricaturizar. La izquierda independentista lo sabe. ¿Lo tiene claro el nuevo soberanismo?

Puede que todos los procesos en marcha queden en nada porque la República catalana se materializa en breve. Pero ... ¿Y si esto no ocurre a corto plazo? ¿Y si lo que ha de venir, en adelante, es un largo proceso represivo? Aunque el referéndum se haga y gane el sí, estará el reto de aplicar el resultado. Y, mientras esto ocurra, habrá conflicto de legalidades. El viejo eslogan 'Resistir es vencer' será el lema 'indepe' de los nuevos tiempos que ya llegan.