FOCO DE TENSIÓN EN EUROPA

Un conflicto que viene de lejos

La actual guerra en Ucrania, hábilmente utilizada por el Kremlin, es un elemento de desestabilización que a Rusia le interesa mantener vivo

Un soldado ucraniano muestra restos de metralla en la localidad de Avdiivka.

Un soldado ucraniano muestra restos de metralla en la localidad de Avdiivka. / periodico

JESÚS LÓPEZ-MEDEL

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¡Cómo estará el conflicto que el próximo fin de semana, Rusia no participará en el Festival de Eurovisión en Ucrania por veto de esta! La Gran Rus tiene su origen histórico y cultural en Kiev. Las vinculaciones entre ambos son evidentes y largas pero siempre algo les separaba. El campesinado ucraniano fue de los sectores de población en la URSS más reacio al colectivismo. La respuesta de Stalin, hace ahora 85 años, fue provocar una hambruna forzosa de aquellos, con más de siete millones de muertos (el llamado Holodomor).

Durante todo el tiempo soviético esto se tapó y el recuerdo de ese genocidio como memoria histórica es bastante reciente. A Putin no le gusta aquello que pueda recordar las barbaries de esa época, ni siquiera las del georgiano Stalin. En todo caso, hay que recordar que en el gran sacrificio de la lucha y victoria frente al nazismo, Ucrania junto a Bielorrusia, fueron las más sacrificadas. El 40% de los muertos en ese tiempo fueron ucranianos.

En 1986, el estallido nuclear de Chernóbil y la reacción opaca de Moscú respecto la población les alejó más. La anterior Nobel Svetlana Aleksiévich narra muy bien esas “voces”.  Un lustro después, la independencia de Ucrania fue determinante para la desintegración de la URSS.  Nunca lo perdonaron los rusos. Menos aún, la revolución naranja (aunque se quedó pronto sin vitaminas) del 2004 que les alejaba de Moscú y les acercaba a Europa…y a la OTAN, un error occidental y un terror ruso.

En el 2011, con la excusa de una sublevación popular o golpe de Estado (en todo caso, era un asunto interno) frente al prorruso Yanukovich, que invitó a los rusos a defenderle, procedieron estos a dar un zarpazo (el oso es el símbolo ruso) y se zamparon Crimea. Inmediatamente, sostenidos también por tropas rusas, desestabilizaron el este, con ataques bélicos en zonas de Donetsk y Lugansk. Allí el sentimiento prorruso de una parte de la población es otra excusa para intervenir Rusia en un país soberano.

LA ZORRA Y EL GALLINERO

Ucrania junto a Kazajistán eran dos estados de origen exsoviético con armamento nuclear. Tras la independencia, Ucrania renunció en el Memorándum de Budapest en 1994 que, en compensación, atribuía junto a EEUU y China pero muy especialmente a Rusia, el papel de garante de la integridad territorial ucraniana. ¡La zorra guardando el gallinero! La actual guerra, también propagandística y hábilmente utilizada por el Kremlin, es un elemento de desestabilización que a Rusia le interesa mantener vivo. La invocación de la forma de autodeterminación unilateral de Kosovo es un argumento reiterado para intervenir en Osetia (Georgia) o en Dombas (Ucrania).

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En Europa, salvo inútiles sanciones, nadie exige a Rusia el cese de hostilidades. Las autoridades más serviles hacia Putin son, con diferencia, las españolas del PP. Solo Angela Merkel tiene valor para decir verdades y hablar de derechos humanos. El riesgo, deseado por Putin, es convertirlo en un conflicto congelado en el contexto de una neo guerra fría.