'Ballena Azul', macabra incitación al suicidio

El juego pone de relieve de nuevo la dramática dualidad de las redes e internet

La imagen de una ballena azul que aparece en las cuentas de Facebook o Instagram de algunos participantes en el macabro juego

La imagen de una ballena azul que aparece en las cuentas de Facebook o Instagram de algunos participantes en el macabro juego / periodico

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La inclinación al suicidio por parte de una joven catalana de 15 años que participaba en un macabro juego llamado<strong> '</strong>Ballena Azul' vuelve a poner sobre la mesa de forma brutal la dramática dualidad de las redes sociales e internet, que, si bien facilitan la vida a los ciudadanos, también pueden inducir a quitársela si se trata de adolescentes psicológicamente vulnerables, como es este caso. El de Ballena Azul no es un asunto anecdótico, porque sus promotores proponen 50 retos de dificultad creciente que culminan con una invitación al suicidio, paso irreversible que ya han dado al menos ocho jóvenes en el mundo. Las mentes perturbadas –y con algún interés económico– que han puesto en circulación esta vesánica estrategia encuentran el terreno abonado en menores en crisis, con problemas en el entorno familiar e inciertas perspectivas de futuro, un perfil que no es cuantitativamente irrelevante en las complejas sociedades de hoy.

La respuesta a este peligro debe plantearse en tres frentes. El primero es concienciar a los adolescentes de que los riesgos de internet no son baladís ni menores que los de la vida real. El segundo corresponde a los padres y la escuela, que deben extremar la labor pedagógica y de control de la actividad de sus hijos-alumnos, aun siendo conscientes de que una fiscalización absoluta es difícil. Y el tercero es el de los proveedores de servicios de internet, que deberían dar más pasos para que lo que pasa por sus servidores no sea una amenaza para la vida de nadie.