ANÁLISIS

La política fiscal de Trump: la cuadratura del círculo

Difícilmente la disminución en recaudación del impuesto sobre beneficios será compensada por el incremento arancelario y la reactivación económica

Donald Trump durante su intervención ante la prensa este martes en Pennsylvania.

Donald Trump durante su intervención ante la prensa este martes en Pennsylvania. / periodico

ESTER OLIVERAS

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Aunque durante su campaña electoral Trump anunció un incremento del gasto público en infraestructuras para satisfacer a sus votantes, el ala dura del Partido Republicano ha prevalecido. En estas circunstancias, sorprende la dimensión y el alcance de las medidas fiscales anunciadas. Pero el partido del elefante siempre se ha caracterizado por aplicar medidas liberales. Quizá todavía hay memoria colectiva de las bajadas de impuestos que realizó Reagan durante los años 80 o las de Bush, que tampoco fueron menores.

Por un lado, el presidente propone una disminución del impuesto sobre beneficios. Actualmente, las empresas estadounidenses pagan uno de los impuestos más elevados por este concepto, alrededor del 35%. Esta disminución implicará mayores beneficios a repartir entre accionistas o para reinvertir en las mismas. Además, la reducción también anunciada de los impuestos a las personas físicas aumentará la renta disponible que se podrá destinar a ahorro, disminución de deuda o incremento de consumo. En este sentido, buenas noticias para familias y empresas a corto plazo: se prevé un mayor consumo y reactivación económica.

Por otro lado, Trump también ha anunciado un incremento del proteccionismo a través de un aumento de los aranceles a las importaciones y una rebaja fiscal adicional a las empresas que vuelvan a producir en el país. El impuesto sobre las importaciones no es un tema menor para las empresas comerciales que basan su actividad en importar productos para venderlos en EEUU. En un país con una balanza comercial claramente deficitaria, se deduce que el número de dichas empresas no es menor. Claramente, estas medidas están pensadas para incentivar a empresas importadoras a que produzcan en el país o a que comercialicen productos adquiridos a nivel nacional.  Queda por ver si estos incentivos serán suficientes.

PUENTES QUE CAEN

Este renovado proteccionismo tampoco ayudará a las empresas exportadoras estadounidenses a mejorar su actividad. En este caso, la máxima 'donde las dan, las toman' sería aplicable.  En estos últimos meses, ya se ha visto la evolución de conflictos arancelarios del país con México o Canadá. Si un país grava las importaciones de algún producto, el otro responde con la misma moneda. Y, al final, los dos países acaban perdiendo.

Por último, estas medidas implican una disminución considerable de los ingresos al erario público. Difícilmente la disminución en recaudación del impuesto sobre beneficios será compensada por el incremento arancelario y la reactivación económica. Pero Trump no ha anunciado medidas de disminución del gasto público o cómo paliará el enorme déficit presupuestario del país. Habrá que ver cómo se financiaran las inversiones en infraestructuras que –como el propio Trump argumentó durante la campaña-- el país necesita con urgencia o, en caso contrario, continuaremos leyendo noticias sobre puentes que caen, como el de Minneapolis, o de emergencias federales por contaminación de plomo en el agua potable como en el pueblo de Flint, Michigan.