El enésimo resurgir azulgrana

El Barça más irregular se reengancha a la Liga aunque nadie puede afirmar que no volverá a fallar

SÒNIA GELMÀ

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Tanto hablar de su falta de fiabilidad y en lo que ha resultado fiable este Barça es en desmentir a quien les entierra antes de hora. El equipo le ha cogido el gusto al caminar sobre el alambre, sigue teniendo cerca el abismo y, sin embargo, resiste. Rebelde ante el destino al que sus mismas flaquezas le han condenado. Por más veces que caiga, se levanta, justo cuando ya nadie cree en ello.

Pero es tanto su gusto en desmentir que también lo hace con quien se anima y se atreve a pronosticar cualquier victoria antes de tiempo. A cada resurrección, a cada inyección de confianza, le ha seguido un nuevo traspié. Llegados a este punto, valiente el que se atreva a pronosticar como puede acabar una Liga tan desconcertante.

RUMBO DESCONCERTANTE

Si el Barça no falla, el Madrid puede permitirse un empate como máximo en los seis partidos que le restan. Pero imaginemos que los de Zidane pagan esa eliminatoria de semifinales con el Atlético y se dejan puntos por el camino. ¿Quién puede asegurar que este Barça gane sus cinco partidos? El equipo que se planta en el Bernabéu cuatro días después de una dolorosa eliminación y gana en el último suspiro, lo puede hacer, por supuesto. Pero resulta ser el mismo Barça que pierde ante el Málaga cuando nadie se lo espera. O el mismo que naufraga en París, que luego se recupera milagrosamente y que, incomprensiblemente, vuelve a tropezar en Turín.

Ya ha quedado claro que este Barça no es un equipo perfecto, y ni siquiera se aproxima a ello. No consigue disimular sus defectos. Se le ven las costuras y a menudo deja que sus rivales se aprovechen de ello. Ya no domina los partidos con aquella autoridad que un día le vimos. Ya no les aplasta. Aquella superioridad a la que nos acostumbramos ha quedado atrás. Quedan fogonazos de buen juego, claro, y explosiones de talento como la de Leo Messi en el Bernabéu, día en el que dejó claro que si quieren su cetro se lo van a tener que arrancar y que si hace falta se va a dejar la piel, y el labio, por evitarlo.

EL BERNABÉU, PROFANADO

Messi destrozó el domingo las crónicas que, a punto de ser enviadas, ponían punto y final al equipo esta temporada. Como recompensa al contratiempo, al sacrificio de un texto ya escrito, ofreció la imagen del partido y de toda una era azulgrana profanando el estadio del gran rival. Una vez más, que diría Piqué. Sumó dos más a su cuenta en el Bernabéu, y ya van 14.

En este mar de irregularidad en el que nada el Barça esta temporada, ante tanto vaivén, con tanto camino recorrido de la ilusión a la decepción y al revés, resulta reconfortante que como mínimo haya un lugar común al que aferrarse. En esta montaña rusa que no cesa y en un presente tan confuso solo queda una certeza: Messi no cede su trono.