Las costumbres sociales

La monogamia, ¿beneficio o sacrificio?

La exclusividad de la relación con el otro resulta un factor clave en la convivencia de las parejas

ROCES. Una de las parejas participantes en 'Desnúdame', en plena acción.

ROCES. Una de las parejas participantes en 'Desnúdame', en plena acción.

BERTA AZNAR

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Una vez más, acabo de leer una entrevista donde se afirma que la pareja y la fidelidad son un artefacto de la sociedad, producto de una moral cristiana que aún domina las costumbres del ser humano y reprime conductas instintivas y animales que, presumiblemente, le llevarían a la felicidad absoluta. ¿Es la monogamia realmente una forma de agrupación artificial que priva al ser humano de libertad y felicidad? O, al contrario, ¿aporta bienestar y estabilidad a las personas y las ayuda a crecer y a desarrollarse en plenitud?

Desde la perspectiva sociológica, la pareja monógama es la forma de relación estratégica que favorece la homeostasis familiar y social, a la vez que defiende los derechos de ambos sexos. Cabe señalar que la pareja monógama en la actualidad poco tiene que ver con la monogamia en el pasado, ya que los matrimonios históricamente se daban por conveniencia y la fidelidad era una imposición eclesiástica. En la sociedad occidental contemporánea partimos de la base de que, en general, las parejas se forman por voluntad de ambos.

LA INTIMIDAD

Pero, ¿tendemos a formar pareja por herencia cultural o realmente nos aporta algo más profundo? Desde el ámbito de la psicología, la pareja responde a una necesidad humana: la intimidad. Esta necesidad superior se da solo en el ser humano y se basa en la satisfacción de otras necesidades, como la confianza, el respeto, el compromiso, el sentido de pertenencia, la seguridad y la aceptación. En la pareja, necesidades de apoyo, ternura, mimo o dedicación pueden ser solicitadas y atendidas recíprocamente, cosa que no sucede en ninguna otra modalidad de relación. 

Partiendo de esta definición, uno podría plantearse si en las denominadas relaciones abiertas o en la poligamia se puede llegar a dar este nivel de intimidad necesario para el bienestar psicológico del ser humano. La verdad es que parece complicado, sobre todo a largo plazo, ya que lo que hace especial a cada miembro de la pareja y permite la intimidad entre sus integrantes es la genuinidad de la propia relación. La unicidad y la exclusividad de la relación con el otro es un factor clave en la relación de pareja que facilita la apertura emocional de cada miembro.

LA INFIDELIDAD

Tanto la poligamia como las relaciones abiertas pueden ser cuestionadas desde muchos ángulos, pero serán difícilmente criticables ya que son consensuadas y aceptadas por los miembros que la forman y, a priori, no parece existir coacción ni engaño. Un elemento diferente es la infidelidad, entendida como traición y deslealtad, ya que es fruto del engaño y de la ruptura unilateral de un acuerdo previo que ambos miembros de la pareja asumen.

La infidelidad no es más que una forma de actuar sin pensar ni elaborar los conflictos. Estos conflictos pueden tener origen en la dinámica de la pareja o, en muchas otras ocasiones, provenir de conflictos no resueltos de la propia persona. En la mayoría de casos, ambos factores juegan un papel decisivo en la actuación de la infidelidad.

LEALTAD Y RESPETO

Considerar la infidelidad como algo natural en el ser humano –y la fidelidad, una imposición moral– es claramente reduccionista. La lealtad, el respeto y la confianza son necesidades esencialmente humanas, por ello la infidelidad causa dolor en la persona engañada. La infidelidad sería natural si el ser humano no tuviera la capacidad de entender los sentimientos del otro y prever las consecuencias de sus actos en la persona querida, pero en el ser humano la capacidad de mentalización y la empatía hacen que la naturaleza propia de otras especies deje de poder ser considerada como tal.

Las infidelidades recurrentes son una forma de maltrato que en muchos casos se ejerce de manera perversa. En algunos trastornos de personalidad y en personas con rasgos psicopáticos aparecen a menudo estos comportamientos. Una sociedad posmoderna y neoliberal favorece su aparición, ya que tiende a ensalzar el individualismo, el hedonismo y la instrumentalización del otro, en detrimento de valores como la lealtad, el compromiso y la ética.

Cada vez que leo una publicación que subraya las bondades de la infidelidad a partir de argumentos biologistas y evolutivos, me vienen a la mente dos escenarios posibles: 'Un mundo feliz', de Aldous Huxley, o 'Bonobos: el primate de la orilla izquierda', de 'National Geographic'. Sin ninguna duda, el amor indiferenciado y la evolución del ser humano no pueden ir unidos, por mucho que sirva a algunos para acallar la culpa y justificar sus actos, o para intentar excusar a quienes los dañaron.