Mal la política, mejor la economía

Baja la preocupación por el paro, pero se mantiene alto el malestar por la corrupción

El presidente del Gobierno central, Mariano Rajoy.

El presidente del Gobierno central, Mariano Rajoy. / periodico

JOAN TAPIA

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Si Pedro Arriola sigue haciendo notas para Mariano Rajoy debe andar algo desconcertado. Resulta que los ciudadanos están empezando a admitir que la economía está mejorando, pero, por el contrario, la insatisfacción política sigue siendo muy alta. Dos recientes encuestas, la del CEO de la semana pasada y la del CIS del jueves lo confirman.

En la del CEO, lo más relevante es algo que a Rajoy no puede sino gustarle. Resulta que en Catalunya, territorio desafecto, se reconoce algo de lo que presume. De entrada, el funcionamiento de la economía -cuarto problema de los catalanes- preocupa ahora menos. Al 17,6%, frente al 26% en la encuesta anterior.

Pero el gran cambio se produce en la preocupación por el paro. Por primera vez en muchos años, el primer problema no es ya el desempleo, que baja cinco puntos respecto a la encuesta anterior, y pasa del 47,3% al 41,9%. Ahora la preocupación por el paro es ya solo la segunda, tras la insatisfacción con la política (corrupción incluida) que sube nada menos que 10 puntos, hasta el 43,7%. Y este malestar político se confirma porque cuando se pregunta qué partido inspira más confianza para solucionar los principales problemas, un 36,8% (32% en la encuesta anterior) responde que ninguno.

Es lógico atribuir este incremento de la insatisfacción al juicio del 'caso Palau', que empezó en las mismas fechas que la encuesta y que se centró tanto en el saqueo de Millet y Montull como en la financiación irregular de CDC. Incluso es posible pensar -el tercer problema es la relación Catalunya-España- que el conflicto independentista, muy vivo desde el 2012 y que genera choques permanentes entre el Estado y la Generalitat, tenga bastante que ver.

EN EL RESTO DE ESPAÑA

Pero para Rajoy la mala noticia es que en el resto de España la mejora económica se reconoce algo menos, mientras que la insatisfacción política apenas retrocede. En efecto, según el CIS, el paro continúa siendo el primer problema de los españoles, aunque ha bajado del 81,6% en marzo del 2013 -punto álgido de la crisis- al 72,3%, en marzo de este año, mientras que la preocupación por la corrupción -que ha subido siete puntos el último mes- está en niveles muy altos, del 44%. Si sumamos la corrupción al juicio negativo sobre los políticos (lo que podría equivaler a la insatisfacción política), la preocupación resultante es de un 65%, casi la misma que la del paro.

Por otra parte, el Índice de confianza económica, que elabora el CIS en base a una serie de preguntas y que oscila entre el punto mínimo de 0 y el máximo de 100, estaba en marzo del 2013, en plena crisis, en un horrible 24,1, prácticamente idéntico al 24,7 del de confianza política. Cuatro años después, mientras la confianza económica ha subido 16,6 puntos, hasta el 40,7, acercándose al punto medio de 50, la confianza política lo ha hecho mucho menos, 9,4 puntos, y está todavía en el muy bajo 33,1.  

¿Por qué la mejora económica -que se reconoce- no hace subir en la misma medida la confianza política? Es una pregunta relevante.