La Política Agraria Común que nos enferma

Por cada euro que ha invertido la PAC en cultivos que forman parte de la base de la pirámide nutricional saludable, ha puesto 8 en los relacionados con carnes, grasas y azúcares

Frutas y verduras a la venta en un mercado.

Frutas y verduras a la venta en un mercado. / DANNY CAMINAL

JAVIER GUZMÁN

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De todos es conocido que una buena alimentación es la base de una buena salud, sin embargo hoy en día la alimentación insana se ha convertido en el primer problema de salud pública en el Estado español y también en la Unión Europea. En las últimas décadas las dietas tradicionales han sido reemplazadas rápidamente por otras con una mayor densidad energética, lo que significa más grasa (principalmente de origen animal), y más azúcar añadido en los alimentos, unido a una disminución de la ingesta de carbohidratos complejos y de fibra. Tan solo un 30% de lo que gastamos en alimentación se destina a alimentos frescos, el resto es alimentación procesada.

Este cambio de dieta tiene un claro responsable y beneficiario, que no es otro que el conglomerado de grandes cadenas de alimentación industrial, artífices de la expansión de la los productos alimentarios procesados y ultraprocesados. Pero no lo habrían logrado sin la ayuda determinante de los poderes públicos, a través de diferentes políticas y regulaciones, entre ellas especialmente la ofrecida por la PAC (Política Agrícola Comunitaria). Esta es la política más importante de la UE en cuanto a gasto presupuestario se refiere. La PAC absorbe aproximadamente el 40% del presupuesto, en el 2014 por ejemplo representó en torno a los 58.000 millones de euros.

APOYO A LA GRAN INDUSTRIA ALIMENTARIA

Lejos de lo que puedan pensar el común de los ciudadanos, el principal objetivo de la PAC  en su diseño no fue sostener los sistemas agrarios locales y el medio ambiente para asegurar el derecho a una alimentación sana y adecuada, sino que la gran industria alimentaria contara con materia prima barata como insumo para el desarrollo de su capitalización. Así, si hacemos un análisis de cuáles han sido los cultivos más subvencionados, pues nos encontramos aquellos que más  relacionados con la mala alimentación con elementos comunes, cultivos herbáceos, azúcar, carne y aceites.

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Si vemos por ejemplo solo el presupuesto en el Estado español destinado a ayudas directas entre los años 2000 y 2005, podemos comprobar como el 60% se destinó, directamente o indirectamente a través de los piensos, a la ganadería, englobando productos como los cárnicos, lácteos... Por el contrario, cultivos claramente relacionados con dieta saludable y con un déficit enorme en nuestra dieta como las legumbres solo con cuentan con 1% de las ayudas, y frutas y hortalizas un 7%.

Resumiendo por cada euro que la PAC ha puesto en cultivos que forman parte de la base de la pirámide nutricional saludable ha puesto 8 en los relacionados con carnes, grasas y azúcares que consumimos en exceso. Esto explica entre otras cosas que los precios de frutas y verduras han aumentado considerablemente desde 1990 (entre un 2 y un 3% al año en promedio, o un 55-91% entre 1990 y 2012). Al mismo tiempo, la mayoría de los alimentos procesados estudiados son más baratos ahora que en 1990.

ARRINCONA EL MODELO DE AGRICULTURA FAMILIAR

Además el actual modelo de la PAC favorece fundamentalmente a las grandes explotaciones, así en el Estado español en concreto solamente el 16% de los beneficiarios/as se quedan con el 75% de todas las ayudas, lo cual beneficia a quien más tiene, apuntala el modelo agrario industrial y arrincona al modelo de agricultura familiar que es la base de un sistema de alimentación saludable y sostenible.

Ahora que estamos entrando en las negociaciones políticas en el proceso de diseño de la nueva PAC a partir del 2020, es urgente y necesario incluir los objetivos de salud pública en la definición de la misma. Por tanto necesitamos una Política Común Alimentaria, que tenga como objetivo prioritario el acceso de toda la ciudadanía a una alimentación segura, saludable y nutritiva.

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A través de la promoción de una transformación basada en el uso de métodos de producción respetuosos con el medioambiente, relocalización de la agricultura y circuitos cortos, la apuesta un modelo de agricultura familiar y una política que asegure que la alimentación sana llegue al conjunto de la población a un precio asequible y que permita  a su un nivel de vida digno para los agricultores y agricultoras y para todos los trabajadores del campo. De otro modo, el mayor presupuesto público de la Unión Europea servirá para que las grandes corporaciones nos continúen enfermando a bajo coste.